Cada día me siento mejor con la situación y los cambios que se van notando en casa. Como también decía el otro día una mamá del grupo En casa no se grita, me siento mucho mejor como madre y en otros muchos aspectos también. Ya no hay sentimientos de culpabilidad. Hay días malos y momentos de conflicto, y por supuesto errores por mi parte, pero sé que esto es solo una evolución. Sé que de los errores estoy aprendiendo y sé que ya no busco un por qué mi hijo hace esto o aquello. He dejado de centrarme en lo negativo para buscar una solución. Y esta solución viene basada en el respeto mutuo. Todo esto lo estoy aprendiendo con el curso de disciplina positiva que llevo haciendo con Nuria desde hace un par de meses.
Ya lo he comentado otras ocasiones pero aunque el proceso sea lento, los cambios llegan.
Estoy aprendiendo que los niños se portan de cierta manera, porque se tienen que portar de esa cierta manera, porque están evolucionando y porque lo necesitan así, para aprender de sus errores. Todos cometemos errores no iban a ser ellos distintos. Desde que empatizo con ellos mucho más y dejo de preguntarme por qué no me hacen caso a la primera o por qué se tiran desde el sofá en plan "Tarzán", mi vida y la suya funciona mucho mejor.
Vale, todo esto así, suena muy bonito y te preguntarás que ¿qué es lo que hay que hacer para conseguirlo?. Bueno pues muchas cosas, que estés aquí leyendo esto porque te encuentras en una situación en la que no sabes ya como seguir es una de ellas y estar dispuest@ al cambio también es necesario.
En esta entrada te voy a explicar como ejemplo algo de lo que he puesto en práctica de lo aprendido en el curso.
Son muchas las veces que nos quejamos de que los niños no nos hacen caso. ¿Te has parado a pensar el caso que le haces tu? A ver, que sí, que le atiendes, le llevas al parque, le llevas a jugar, le das de comer, le bañas, le "escuchas" cuando te dice mamá mira lo que he hecho, etc etc. Pero realmente cuando haces todas esas cosas, ¿estás al 100% con él? o ¿mientras te dice mamá mira lo que he hecho le dices "si cariño que bien", pero estás medio mirando el móvil o preparando la comida?. Seguro que te pasa. Está claro que no podemos dedicarnos a ellos todo el tiempo, entre otras cosas porque necesitan su espacio y tu también el tuyo. Es bueno para ambos. ¿Qué ocurre si viene a decirte algo que para él es super importante y tu porque estás haciendo algo apenas le prestas atención?. Esto durante el día pasa muy a menudo y el niño siente que no es importante. ¿Qué hace si ve que no es importante?, llamar la atención, ¿y qué hace para llamar la atención?, portarse "mal".
Por lo tanto la atención es básica, y que se sientan importantes también. ¿Cómo puedes solucionarlo cuando viene a enseñarte algo muy importante que está en la otra habitación y resulta que tu tienes la sartén en el fuego y no puedes irte?. Bien muy sencillo, demostrándole que realmente no puedes ir, es decir, "mira cariño, ves tengo la sartén en el fuego, pero en cuanto termine, voy a ir a verlo, estoy segura que puedes esperar, si quieres puedes quedarte conmigo o bien puedes esperarme alli". Con esta respuesta además de sentir que le has prestado atención, le estás dando opción de poder elegir lo que quiere hacer. Por lo tanto ya se siente importante y no se irá enfadado a la otra habitación en la que probablemente haría algo para que tuvieras que dejar la sartén y salir corriendo.
Esto es solo uno de los ejemplos que yo he vivido con mis hijos.
Para que se sientan importantes una de las cosas que he practicado del curso es tener citas con ellos. Tener una cita significa pasar con tu hijo un tiempo, exclusivamente para él, sin más distracciones que las suyas. Puedes tener una cita con él en un cine, puedes tener una cita con él para hacer un pastel, puedes tener una cita con él para ir a montar en bici.... Algo que él quiera hacer contigo, dándole la posibilidad de poder opinar sobre lo que le gustaría hacer. No te imaginas el valor que un niño le da a una cita. Según el curso de Nuria dependiendo del niño y de la edad, la frecuencia en las citas es distinta. Yo puedo deciros que mis hijos muchos días se levantan preguntado que si hoy toca cita. En mi caso son 2 niños, lo que supone adaptar mis horarios muchísimo porque es una cita con cada uno. Pero merece la pena.
Podéis ver como Ilda cuenta aquí qué supuso para su hija tener una cita.
Espero que con esto veáis que hay recursos, que hay cosas que podemos hacer para cambiar la situación y sentirnos mejor con lo que hacemos.
Según vaya avanzando con el curso que aunque es extenso y son muchas cosas las que voy asimilando y aprendiendo, os voy a ir contando la parte práctica, los cambios y la evolución que vamos teniendo. Eso sí, no soy ninguna experta y estoy aprendiendo, como experta podéis contactar con Nuria que es educadora certificada en disciplina positiva.
Si tenéis interés os dejo la primera y segunda parte de estas entradas.
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