Mi bebé de 18 meses

Soy la mamá de un bebé de 18 meses. Hasta hace poco era la mamá de un bebé, así en general, pero cada vez siento que más que un bebé, tengo un niño como tal. La etapa de bebé va llegando poco a poco a su fin y mi pequeño va perdiendo esos detalles tan característicos, en pro de los que le van definiendo como un niño en proceso. Casi se me ha olvidado cuando era un recién nacido. Y solo han pasado 18 meses, como en la duración de un chasquido de dedos. No he tenido prisa en absoluto por verle ya crecido, quemando etapas y, a pesar de todo, el tiempo se me ha pasado volado. La ventaja de haber criado a dos hijos antes es que me ha ayudado a tomarme las cosas con más tranquilidad con mi tercer bebé. Nunca he tenido excesiva prisa por que mis bebés hicieran cosas pero es verdad que cuando eres madre primeriza estás deseando que de sus primeros pasos, que diga su primera palabra, que coja la cuchara solo por primera vez, y ese tipo de cosas que celebras como el mayor de los acontecimientos. De hecho, si tarda un poco más de la cuenta en hacer lo que se espera que haga un bebé en el momento determinado, te preocupas infinito. Y si no te preocupas, ya se engargan otros de que lo hagas con las comparaciones odiosas entre bebés. Mi pequeñín me ha regalado una maternidad pausada en cuanto a su desarrollo se refiere.  No he tenido prisa por quemar etapas ni por adelantar logros, de hecho, que se haya retrasado en ciertas cosas me ha permitido alargar un poco más la etapa del bebé. ¿Qué hace mi bebé de 18 meses? Repasando todas las competencias y habilidades que debe realizar un bebé de 18 meses creo que puedo decir que se haya dentro de “lo normal”. Pero como diría Jack el Destripador, vayamos por partes. Caminar y la motricidad gruesa. Mi bebé era un experto gateador desde bien pronto pero no acababa de decidirse a soltarse a andar solo. Caminaba de la mano desde los 12 meses aproximadamente, evolucionando luego a apoyado sobre alguna superficie. Sobre los 15 meses comenzó a subirse  a pequeñas alturas por sí solo, habilidad que fue desarrollando a trepar y escalar por todo lo que se le ponga a tiro. En su énfasis por llegar donde se lo proponga se pone de puntillas, repta como un soldado de camuflaje, se sube y baja sin problema donde haga falta. Pero no se soltaba a andar. Eso sí, se buscaba bien la vida, el puñetero, arrastrando correpasillos, sillas y lo que pillara por medio que le pudiera servir. Entre sus hazañas se cuenta arrastrar con toda su fuerza la mesa del centro del salón hasta la tele, subirse a ella y ponerse de puntillas para coger el mando sobre el decodificador. Tuve que recoger del suelo mi corazón medio infartado del susto que me pegó. Finalmente, cuando su madre comenzaba a pensar si no estaba siendo demasiado despreocupada por que aún no quisiera caminar solo, se obró el milagro. A los 17 meses decidió probar a mantenerse de pie solo, en equilibrio “quietoparao”. Dos días después de cumplir los 18 meses decidió soltarse por fin y dar “un pasito p’alante María, un pasito p’atrás” con cara de alucine “illo como mola estooooooo“. Ahora mismo solo quiere andar, andar y andar y quema más zapatilla que Forrest Gump. Happydelavida. Hasta le echa valor e intenta comer. Aunque es verdad que al verlo andar recuerdas irremediablemente a ET y ese ligero tambaleo de lado a lado. En resumen:  Camina solo, sin ayuda.  Se incorpora sin dificultad.  Escala y trepa.  Sube y baja alturas.  Camina con objetos en la mano.  Se pone de puntillas.   ¿Y sabes qué? no se cae. Estoy convencida que este lento proceso de soltarse a andar solo no era más que la manera de poner a prueba todas y cada una de sus capacidades, de asegurarse un desplazamiento seguro. Lento pero seguro. Si cae, que alguna vez pierde el equilibrio, sabe cómo caer para no hacerse daño, poner las manos, el culo, y levantarse para seguir con su marcha, sin miedo. Así que creo que en lugar de echar a andar a las bravas, ha preferido dominar todos los campos antes de ello. Motricidad fina. Dominada desde el minuto uno. Empezando por la acojonante asombrosa habilidad de manejar con su dedo índice la pantalla del móvil o la tablet. Y entre otras habilidades se cuentan: Los pellizcos que pega -sobre todo cuando está en al teta a punto de dormirse, me clavan un alfiler y pincha menos-. Coge lápices y hace trazos a su manera. Encaja, ensarta y apila piezas sin esfuerzo. Localiza y coge migas del suelo tamaño micro partícula, la pinza está dominada. Pasa páginas de libros y revistas -si puede hasta arranca una y las hace micro pedazos, que es súper divertido, sobre todo si se trata de papel de cocina, o higiénico-. Abre sin problemas las tapas de los yogures, y de paso los derrama y hace el guarrete, que es la mar de divertido. También remueve mi café con la cucharilla y me roba la comida pinchando con su tenedor. Desarrollo en general. Pues, en general, yo veo que es un bebé de 18 meses normal y corriente. Atiende a su nombre. Entiende lo que le dices, órdenes e indicaciones sencillas. Juega solo y con sus hermanos incorporándose a su juego. Reconoce partes de su cuerpo -la nariz y el culo son sus favoritas-. Come y bebe solo. Intenta ponerse los zapatos. Aplaude cuando le digo “¡bieeeen!”, saluda con la mano, se coloca el arnés de la silla del coche para que yo se lo abroche, Se cabrea y muestra su genio cuando algo no le sale como quiere. Lo que te decía, todo muy normal para su edad. […]

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