En medio de todo esto, es tu cumpleaños. Tú, mi pequeña princesa de rutinas, que tenías una cuenta atrás desde el 1 de Enero para tu cumpleaños, que pensaste y planificaste la celebración, que entraste en el mes de Marzo con una felicidad infinita porque al fin era tu mes, y a 12 días de tu día, llego el encierro.
La tristeza en tu mirada, lo difícil que se te hacía hacerte a la idea dolía los primeros días, pero supiste encontrarle el lado positivo. Hablamos de la celebración, en 6 meses más, cuando esperamos todo haya pasado y podamos volver a disfrutar del aire libre y la libertad. Viendo lo rápido que lograste hacerte a la idea del cambio, y cómo éstos días sigues con tu cuenta atrás para tu día, veo lo que has crecido y madurado. Aunque al principio ya no te escuchábamos esa frase cada noche de “estoy tan emocionada” pero dices estar impaciente porque llegue el día y, finalmente, cumplir un año más.
Nos pusimos a pensar en cómo hacerlo especial, cómo hacer que sintieras tu día distinto de los demás, aunque esté celebrado entre las 4 paredes. Por suerte, cuando ya estábamos en cuarentena voluntaria pero el mundo seguía funcionando, nos aseguramos de tenerte los regalos y algo de decoración.
A falta de una semana para tu cumpleaños, tu emoción volvió. Volviste con tu cuenta atrás, con tu emoción, ya te daba igual si la cuarentena o no. Era tu cumpleaños!! El día empezó al noche anterior, con una pijamada virtual con tu mejor amiga. Te despertaste super temprano, fuiste corriendo a buscar tu diadema cumpleañera, con gorrito de pastel incluido. 7 de la mañana nos tenías a todos en pie.
Con tu hermana, pensamos una serie de pruebas para que fueras encontrando nuestros regalos a lo largo del día. Así cada 3 horas, podías buscar un regalo. Fue genial ver sobretodo en las primeras pruebas cómo las hacías sin rechistar, sin darte cuenta que era parte de tu búsqueda de regalos cumpleañera. El día además se llenó de videollamadas de tus amigos, de tus compañeros de clase, de tu profesora. Cocinamos tu pastel de cumpleaños, lo decoraste con tu hermana, y te cantamos cumpleaños feliz con otras 3 partes de la familia en videollamada en directo.
Verte con 8 años, mi número favorito, y en medio de esta gran cantidad de tiempo libre que tenemos ahora, me hace pensar en la cantidad de cosas que hemos pasado estos años. Cómo nos has ido regalado aprendizajes con cada año que pasa, como a vivir la maternidad más libre, hacer caso a mis instintos, entender mejor la expresión emocional, aumentar la paciencia, comprender que cada bebé tiene su ritmo, aprender de alergias invisibles. Aprender a escuchar a través de los gestos sin que hagan falta palabras. Aprender a vivir las cosas intensamente, disfrutando al máximo. Juntas estamos aprendiendo además a tener paciencia, tolerar la frustración, adaptarnos y manejar la expresión de las emociones a más extremas. Me has enseñado cómo es de poderoso un abrazo, cómo de sanador es el contacto, la importancia del piel con piel para sanar los miedos y la tristeza.
Terminaré este post con una radiografía de 8 rasgos que hoy te caracterizan, quizá algunos vayan cambiando, quizá otros te acompañen siempre:
La sonrisa que conquista: cuando algo te hace feliz, cuando algo te emociona,cuando dejas de fruncir el ceño, esa sonrisa infinita conquista e ilumina allá donde vayas. Mantenla, no dejes nunca que se opaque.
La perseverancia insistente: cuando quieres algo, quieres algo. Negociarás, insistirás, le darás mil vueltas, hasta que logres lo que quieres, a menos que el argumento te convenza para pasar a otra cosa
La creatividad infinita: escucharte jugar con tus cosas, los mundos que inventas, las historias que creas, me maravilla. Ojalá crecer no te robe ese maravilloso mundo interno y encuentres siempre cómo expresar esa creatividad.
El perfeccionismo: rasgos peligroso, porque invita a la frustración, pero que te hace querer ir un paso más allá en tus aprendizajes, ponerte metas altas que, con buen manejo, seguro te llevarán lejos.
La resiliencia: esa capacidad tuya de romper tus estructuras cuadradas cuando es absolutamente necesario, y sencillamente superar lo que sea.
El buen oído: para la música, para los idiomas. Es escuchar y aprender. Increíble, por ejemplo, como pronuncias el inglés sin haberlo estudiado nunca.
La intensidad emocional: como todo, este rasgo puede tener algún contra, porque cuando te enfadas…te enfadas y se entera todo el barrio. Y si te ofendes, tus lágrimas son profundas. Pero la felicidad la vives de la misma manera, intensamente. Y puedes pasar de una emoción a otra con facilidad, las manejas todas. Poco a poco vamos aprendiendo a canalizar las más complicadas, pero las positivas, es una suerte tenerte cerca cuando las experimentas. No hay risa que más contagie que la tuya.
La ternura: la ternura que la gente que te rodea percibe, bajo ese carácter intenso, tus compañeros de clase, la familia, todos siempre se enternecen contigo.
Sigue creciendo con ese carácter tan tuyo, con esa ternura que respiras, y con esa determinación a ser lo que quieras ser. Yo, seguiré aprendiendo contigo.
Fuente: este post proviene de Asi piensa una mamá, donde puedes consultar el contenido original.
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