Aun ahora, que por lo menos aquí en Chile seguimos bastante encerrados, estamos todo el día con prisas. Uno dice “para qué? si ni siquiera salimos” pero al final: que si madrugar, que hay que salir en la franja deportiva, que volver aprisa que empiezan las clases, que si cuando termina la maratón de clases, faltan los deberes ¿sobra tiempo para jugar? porque hay que dormirse temprano…
Son infinitas las cosas que hace uno en el día, aun encerrados, por eso creo que siempre es bueno intentar encontrar un momento de pausa, de relajarse, de no pensar en nada. Cada uno puede encontrar su actividad favorita para esto: puede ser pintar mandalas, tejer, practicar yoga o meditación, hacer algún tipo de manualidad, leer, incluso algún deporte puede hacer el efecto. Pero el cuerpo necesita un momento de no pensar en nada, solo estar presente.
Incluso, aunque solo sea un momento de parar, y concentrarse en la respiración. ¿Lo has probado? Este simple ejercicio: durante dos minutos cuenta cuántos ciclos de respiración completas. Y no pienses en nada, solo repite para ti: Inhala, exhala. Nada más. Después de dos minutos, créeme, sientes como una tranquilidad. Puedes calmar rabia, pena, ansiedad, nervios, muchas cosas con la respiración.
¿Necesitan los niños también estos momentos? Yo creo que sí, que necesitan un momento de calma en este mundo lleno de estímulos en el que viven. Así que hoy, hablamos de relajación. Terremoto mayor utiliza los ejercicios de respiración, por ejemplo, cuando se pone nerviosa ante un examen o una presentación.
Relajar es una palabra que proviene del latín relaxare:
re- intensamente
laxare: aflojar
Cuando nos relajamos lo que hacemos es soltar, aflojar la tensión que vamos acumulando en nuestro día a día.
Hay muchos tipos de relajación. Con Edukame, y mis formaciones de yoga, he aprendido algunos. Resumo algunos por si quieres algunas ideas; porque en los meses que estamos pasando, en pandemia, donde algunos países siguen en encierro, con clases virtuales, con poco contacto social, donde los niños están absorbiendo mucho estrés, y mucha pantalla, y seguro nos hace bien a todos como familia.
Respiración: Te lo contaba al principio. Un ejercicio tan simple como inhalar y exhalar. A los niños, hay dos respiraciones que he mencionado anteriormente que les ayuda en este ejercicio. La respiración de globo, poniendo las manos en el vientre y sintiendo como se infla cuando inhalamos y se desinfla al exhalar. También se puede hacer un barquito de papel y ponerlo en el vientre, estirados en el suelo, y ver como navega.
Dinámicas: Juegos de relajación basados en el movimiento. Podría ser caminar como un elefante, o como una hormiga
Estáticas: un ejemplo podría ser visualizar el mejor momento del día, agradecer tres cosas buenas que han pasado hoy. Nosotras usamos esta, por ejemplo, cuando el día ha sido intenso, o cuando se van a dormir enfadas o tristes, para “soplar nubarrones” y así enviar esos pensamientos tristes o de rabia leeeeejos antes de dormir.
Con objetos: Una actividad podría ser estirarse en el suelo con los ojos cerrados y un adulto o por turnos, pasa un pañuelo suave por encima del cuerpo. Esta actividad la hacía yo en mis clases de yoga y a todos les encantaba.
Mindfulness: Puedes ver el post que resumí con actividades de mindfulness para niños, que tienes aquí, que tiene más ideas. Un ejemplo muy simple sería la de enfriar el chocolate. Solo tomar una taza de chocolate caliente, y soplar suavemente la taza, oler el chocolate, darle un pequeño sorbo para probarlo, saborearlo.
A veces el gran reto es introducir estas actividades de relajación en la rutina diaria, pero tenemos varias opciones para integrarlas:
Photo by Ketut Subiyanto (Pexels.com)
Una opción es crear un espacio en casa para la relación. Puede ser un rincón donde hacer yoga, o unirlo junto al rincón de lectura.
Podemos también elegir un momento del día para practicar estas relajaciones, puede ser antes de irnos a dormir, o a media tarde, o incluso también podemos elegir practicar algunas de las actividades en los trayectos (por ejemplo, podemos contar coches de distintos colores, o contar pasos camino al colegio)
También podemos tener recursos para relajarnos, para esos momentos s.o.s : un frasco de la calma, almohadillas para los ojos con esencias, para relajarnos un rato y concentrarnos en el olor.
Un tiempo atrás os contaba el episodio de ansiedad que tuvo terremoto mayor hace unos años. Este episodio se repitió no hace mucho, un poco por acumulación de toda la ansiedad acumulada del encierro y la pandemia. Pero esta vez, teníamos mucho aprendido. Ella había aprendido un poco de tapping, varias técnicas de respiración, y tiene algunas piedras amuleto para calmarse. El episodio fue incluso más intenso que la vez anterior, pero mucho más corto. Desde entonces, ella practica de forma recurrente la respiración, cuando tiene un mal día, cuando se despierta por una pesadilla, cuando se asusta por algo. Y sirve. Baja sus niveles de ansiedad, y ayuda mucho.
Por eso creo que firmemente que enseñarles relajación a los niños, cualquiera que sea la técnica que elijamos, es un bonito regalo que les hacemos, porque es una herramienta que van a tener para esos momentos complicados que todos pasamos a lo largo de la vida. Y si tienen el hábito de buscar momentos de relajación, pues aun mayor regalo.
Relajarse en familia, además, crea lazos y crea espacios donde pueden surgir conversaciones que costaba iniciar, expresar emociones guardadas, etc.. invita a momentos así. Y además, aumentamos nuestros niveles de serotonina, algo que nuestro cuerpo nos va agradecer mucho.
Así que ya sabes, a disfrutar relajándose.