Hoy os presento una de las actividades que hemos hecho en casa (ahora también llamadas DIY – Do It Yourself) para nuestra mesa de luz casera. La verdad es que durante el proceso de creación de las actividades estuve dudando sobre cómo hacerlas, hasta qué cantidad (ahora veréis que tiene que ver con los números) y cómo presentarla. Luego, todo fue más fácil de lo que pensaba y la naturalidad es el mejor patrón a seguir.
Cuando las estuve preparando cogí varias cartulinas de diferentes colores para asignar a los números. Sin embargo, no quise poner los números de forma aleatoria en cuanto al color, y teniendo las Regletas de Cuisenaire en casa, me pareció muy adecuado usar esos colores para la creación de mis tarjetas y contadores. Por si no os sabéis la gama de colores que usa, os dejo una foto de la colección de Regletas que tenemos en casa para que podáis verlas.
Un truco para quedaros con el orden de los colores (lo aprendí con mi profe Carlos) es separar a los números por familias según los números primos menores de diez:
· La familia del 2: 2, 4 y 8 -> Gama de colores cálidos: rojo, rosa y marrón
· La familia del 3: 3, 6 y 9 -> Gama de colores fríos: verde claro, verde oscuro y azul
· La familia del 5: 5 y 10 -> amarillo y naranja
Y nos quedan el 1 y el 7 que son la unidad y un número primo (aquel numero que posee la característica de que solo puede dividirse por él mismo y por la unidad), que tienen los colores de representación blanco y negro, respectivamente. Si lo veis así, no es tan complejo, ¿verdad?
Una vez decididos los colores de las cartulinas, comencé dibujando el número y también mediante posiciones tipo dado, las cantidades. Luego, para aprovechar la cartulina y la plastificadora, decidí escribir el número con letras en mayúscula y minúscula para tener juegos para más adelante. No es complejo, aunque lleva su tiempo. Tienes que delinear, cortar, plastificar, volver a cortar, clasificar y… ¡a jugar!
Y aquí os muestro una de las veces que decidimos sacar este material para jugar. Elegimos la parte de los contadores y las letras minúsculas de los tres primeros números. Teniendo en cuenta que Álvaro no tiene los tres años, me parece una dificultad más que suficiente para que su cerebro se ponga en funcionamiento, asociando colores, contadores y grafías.
Como podéis ver, al tener cada número un color, es fácil llegar a la conclusión de que todo lo que tenga ese color es del mismo número. El número de contadores depende también del número que represente. Es decir, si hablamos del 2, hay dos contadores rojos. Si es el tres, hay tres verdes claro. Y la grafía se asocia, sin saber leer (de ahí que ahora dé igual coger la minúscula que la mayúscula), también por colores. Poco a poco, los niños se fijan en las palabras, en las letras y hacen asociaciones, que les llevaran al dominio de la lectura.
La verdad es que lo pasamos bien. Fue un rato de observación de cómo mi hijo iba pensando y como su pensamiento le iba llevando a hacer hipótesis, a acertar, a equivocarse, a rectificar… No dije nada en ningún momento porque creí que era conveniente estar a su lado sin intervenir y sin juzgar, sin meter prisa. Me sorprendieron los resultados y por eso os presento esta actividad. En la mesa de luz todo tiene un color diferente (y más si le pones led de colores =D). ¡Feliz día, familias!