Carta a una madre

A ti Ana…
Un día comencé a trabajar en un maravilloso colegio y fue entonces cuando os conocí a ti y a tu maravillosa hija, de la que creo me enamoré al instante. Yo sabía que no sería fácil para vosotras confiar en una persona extraña y encima joven (suele ir acompañado de poca experiencia), sin lugar a dudas me disteis la oportunidad y me conocisteis tal y como soy y a mi de conoceros a vosotras…
Fue un comienzo difícil ya que mi querida Pichi no me aceptaba y a diario me ponía a prueba…jajaja como recuerdo aquellos días… pero poco a poco con paciencia nos hicimos la una a la otra y a día de hoy creo que tenemos una unión que poca gente llega a entender.
Cuando terminó mi periodo laboral en el colegio, tú Ana me diste la oportunidad de seguir teniendo ese contacto con vosotras, un contacto diario que me hizo conoceros mucho mejor y por tanto quedar maravillada contigo y tu fuerza.
Nunca jamás había conocido a una mujer con tal coraje en la vida, para sacar hacia adelante a su hija y siempre hacerlo con una sonrisa en la cara. Es admirable que una mujer en la situación en la que te viste tu, no se rindiera, sé que tuviste ayuda de tu familia por supuesto, pero como dicen por ahí la procesión se lleva por dentro…y a día de hoy puedo decir que en los dos años y medio casi tres que nos conocemos aún no te he visto derrumbarte jamás. El día de mañana cuando yo llegue a tu edad (no es que seas vieja, ni mucho menos) quiero ser igual que tu, una mujer con entereza para afrontar cada situación y con un par de cojones (aunque suene mal) para seguir hacia adelante con todo.
Esa preciosidad que tienes a tu lado, mi gran Pichi, es la mayor satisfacción que una madre puede tener por hija y sé que ella no podría a ver nacido con mejor madre en el mundo, tu eres la madre perfecta para ella.
GRACIAS POR DARME LA OPORTUNIDAD DE ESTAR A VUESTRO LADO. SIMPLEMENTE GRACIAS.
Con todo el amor del mundo, una simple monitora enamorada de ti y tu hija.
Os quiere, Marta.