Cuantas veces hemos dicho, ¡¡madre mía cuanta energía tienen estos niños!! ¡¡Si no se acaba nunca!! jajajaja. Es verdad, tienen mucha más energía que nosotros y cuando vuelven del cole quieren seguir estando activos y jugar, correr, saltar, etc. Son muy físicos a estas edades. Muchos optamos por ir un rato al parque para que se lo pasen en grande y disfruten de manera muy viva y activa con otros niños.
Una de esas tardes les propuse hacer un circuito de actividades en el jardín. Tenemos la suerte de contar con un pequeño jardín detrás de la casa, con lo que tienen sitio para correr y jugar al aire libre ya directamente en su propia casa (cosa que nos encanta). Ante la propuesta, los dos me miraron con carita de asombro, pero respondieron con un SÍ enorme. Así que me puse a buscar todo lo que podríamos usar para hacer este circuito de actividades motrices y psicomotrices apto para todos los públicos, jejeje. Aquí podéis ver cómo nos quedó.
Mi idea inicial era empezar por el tobogán y acabar por el túnel, pero ellos me propusieron que fuera al revés. Así que lo cambiamos.
Vamos a ver el circuito en detalle.
Primero tenían un túnel de esos de plástico del Ikea, que son geniales para cualquier momento del año y dan mucho juego tanto en casa como en el jardín. Además, es súper plegable y se guarda sin problemas. A continuación venía un simple churro de piscina, colocado de manera perpendicular al túnel y un poco alejado de éste.
Lo siguiente que colocamos fueron las típicas letras de goma eva para el suelo, pero con las letras quitadas, dejando los agujeros libres. Las colocamos como en zig zag y a poca distancia entre ellas, para que pudieran llegar sin problemas.
Lo siguiente era una valla de salto casera, como para practicar atletismo. Lo más fácil para hacerlo es usar dos sillas infantiles que tengáis por casa, cuyo respaldo tenga un agujero o bien de las de plástico infantiles que tienen reposa-brazos con hueco por debajo. Cogéis otro churro de piscina y lo sujetáis con los huecos de las sillas. También he visto por ahí hacerlas con varios churros y dos conectores de churros de piscina (que no se si tienen un nombre concreto), colocados en forma de H, pero con la barra de salto a la altura adecuada para el niño.
La ventaja de los churros es que, si los huecos de las sillas están muy altos, podéis deformarlos para que la valla a saltar se quede a una altura adecuada para los peques.
El siguiente elemento en el circuito era un tobogán, que tenemos en casa desde hace tiempo.
Si no tenéis un tobogán, podéis pensar en hacer otra valla para que pasen por debajo o se arrastren, poner dos escaleritas juntas para que suban y bajen, un montón de churros o elemento similar, seguidos con poca distancia entre ellos de manera que tengan que saltar entre los huecos, un aro o hula hop por el que tengan que pasar, o cualquier cosa que tengáis que puedan pasar por encima o debajo. Después del tobogán había un espacio libre y por último una canasta.
Y ahora, ¿qué hacemos con todo esto?.
Pues cuando estuvo todo dispuesto en su sitio, comenzó la primera tanda del circuito. Ni que decir tiene que ambos querían participar y estaban como locos por ponerse a recorrerlo a toda velocidad. Se pusieron en fila uno detrás del otro al inicio del circuito y “Preparados, listos….. YA“.
Lo primero pasar por dentro del túnel. Ambos sin problemas, que ya lo tienen controlado, jejeje.
Lo siguiente saltar con los pies juntos por encima del churro situado en el suelo. ¡¡¡Hay que ver cómo les gusta SALTAR..!!!
Lo siguiente pasar por las letras, situando un pie en cada una de ellas y por supuesto sin poder tocar fuera de los huecos de las mismas. Tenéis que comprobar que la distancia de las letras entre ella sea la correcta y sino, modificarla, porque de lo contrario no podrán cumplir las reglas, jejejeje. Ambos respetaron las normas, aunque a diferente velocidad claro está.
Ahora venía una parte complicada, el salto de valla. La altura no podía ser la misma, claro está, así que el mayor salto sin problemas y la peque se quedó un poco parada delante de la valla. Pero al cambiarle la altura y bajarla más cerca del suelo, saltó y siguió su camino por el circuito.
A continuación, había que subir las escaleras del tobogán y deslizarse por él. Vamos algo muy sencillo para todo niño, jajajaja.
Como os comentaba antes, entre el tobogán y la canasta, había un hueco más o menos grande, situado adrede para incorporar una habilidad más, LA VOLTERETA. Como el césped está blandito, hacen volteretas todo lo que quieren, así que no podía faltar en nuestro circuito psicomotriz. El mayor es un experto en voltereta ya y la pequeña, pues está en su proceso de aprendizaje y sale un poco voltereta-croqueta, jeje.
Por último, tenían que buscar la pelota donde estuviera y hacer canasta con ella. No les puse ninguna distancia mínima a la canasta para que fuera correcto, ya que todo era en plan juego y lo que molaba más era la “velocidad” con lo que podían hacer las cosas concentrados.
A partir de aquí, ya la imaginación y la diversión llevan a límites insospechados. Hicieron varias veces el circuito tal cual lo he descrito aquí. Luego, se nos ocurrió hacerlo “Del revés” jajajaja. Para ello, tenían que meter la pelota en la canasta desde abajo hacia arriba. Después subir el tobogán por la rampa y bajarlo por las escaleras.
Y ahora la versión “del revés” y modificada.
A continuación pusimos la voltereta antes de la valla, ya que ¡¡¡se nos había olvidado!!! Jajaja. Y luego el resto del circuito igual, la valla, las letras, el churro y el túnel. La pequeña ya no siguió mucho el circuito del revés, se dedicó a hacer aquellas partes que le gustaban.
Cuando ya habían hecho el recorrido del derecho y del revés varias veces, pues decidí cambiarles algunas pruebas. Por ejemplo, el churro después del túnel tenían que saltarlo a la pata coja, las letras tenían que sortearlas corriendo haciendo curvas (no saltando de una a otra), la valla tenían que pasarla por debajo…
La peque ya estaba pasando por debajo del churro, de las sillas y de lo que hiciera falta, ante la observación e investigación curiosa de la perra que no entendía que hacía por ahí debajo, jejeje. Después, el tobogán tenían que bajarlo de espaldas y la voltereta se convirtió en croqueta, jajajaja.
Como podéis ver, el bajar el tobogán al revés suponía mucho reto, así que cuando lo intentó su cuerpo se fue girando hasta que se quedó en modo “spagat” total… Pero bajó que era lo importante.
Después de ese día me han pedido varias veces que hagamos circuitos y hemos ido variando actividades, para hacer más pruebas. En los próximos tenemos que probar cosas como los saltos de longitud, el equilibrio y la coordinación.
¿Habéis hecho este tipo de actividades con vuestros peques?. ¿No? Pues tenéis que probarlas, porque es realmente divertido y les encanta (hay mucha actividad física inmersa en estos juegos). Contadnos vuestras experiencias y sugerencias al respecto. ¿Se os ocurre alguna prueba que podamos incorporar para la próxima vez?
En nuestra sección A qué jugamos?, encontraréis más sugerencias de juegos y manualidades para hacer con los peques en casa. ¡No os perdáis ninguna!
Archivado en: A qué jugamos?