Desde que el Whatsapp llegó a nuestras vidas muchas cosas han cambiado. Prometía ser una red de innumerables beneficios, que lo es, y hacernos ahorrar mucha pasta, que lo hace. Pero lo que no nos habían contado es la cantidad de estropicios que iba a crear.
Enumeremos:
Divorcios: Pero, alma de cántaro, ¡como se te ocurre tener un idilio o un tonteo y usar este sistema!. Anda y vete a un hotel, que de lo que se trata es de follar, no de insinuar las ganas que tienes por medio de un escrito. ¡Qué te van a pillar!. Y te pillan, whatsapp es el causante del 99,9% de los divorcios actuales, parecemos nuevos…
Absentismo laboral: Ayyy, el telefonico, ¡qué te va a costar el puesto, hombre!. ¿Es que no puedes pasar sin darle al dedete cada dos por tres a ver si tienes algo?. Pues se ve que no, que no podemos Y si no contestamos es como si se nos llevara la vida el aliento poco a poco, y nos falta la respiración, y nos crea ansiedad, y la ansiedad, amigos míos, y la pérdida de tiempo, es algo que a los jefes no les gusta ni un pelo. Y menos cuando miran y te ven todo el día “en linea”. A ellos, la única línea que les mola es la de la cola de fichar.
Ridículo: Sales a ligar, conoces a un/a tío/a, os moláis, quedáis y? os dais los teléfonos. Para llamaros, ¡no!, para hablar por whatsapp. Que sí, que mola mucho, el tonteo y tal. Hablas, quedas alguna vez, te lías,? pero siempre llega el día. Siempre llega el día en el que sales con tus amig@s y con diez copas en el cuerpo (quizá no hagan falta tantas), coges el móvil y la lías parda. La lías parda por no llamarte, por no salir, por no contestarte a ese whatsapp que le estás mandando a las 5 de la madrugada o por haberse cortado el pelo (que lo has visto en su foto de perfil) y no haberte dicho nada. Antes eso no pasaba. Se lo contabas a tus amigas y si decías de ir a buscarlo, te paraban, te obligaban a dejar de beber y ahí quedaba todo. Ahora no, ahora te expones, haces el ridículo y ¿dónde queda tu integridad?. En el fondo de la cloaca queda?
Equivocaciones: Que levante la mano quien no se haya equivocado de persona o de grupo y haya escrito a quien o donde no debía. Desde un "no se mamá, mira en el cajón" a poner a parir a un colega en su propia jeta. O al colega de un colega. O escribirle a vetetuasaberquien alguna frase picantona que le querías mandar a tu pareja (o amante y mandárselo a tu marido/mujer). Da lo mismo, igualmente, se lía la marimorena. Señores de Whatsapp, ¡les pido enérgicamente un sistema para borrar mensajes permanentemente!. Recular es de sabios.
Subgrupos de subgrupos de subgrupos: Cómo mola crear un subgrupo secreto para hacerle un traje o dos (o una sastrería completa) a alguien del grupo origen, ¿verdad?. Pues que sepas, que ese alguien, también está en otro subgrupo secreto poniéndote a parir a ti. Éste es mi tema preferido. Así es la naturaleza humana. Nota: los grupos de whatsapp son la especie virtual con más capacidad de reproducción de la red.
Testimonio: ¿Que no recuerdas (o no quieres acordarte) haber dicho tal o cual cosa? No te preocupes hombre, que alguien recupera esa conversación y te la manda enterita. ¿Qué no te crees que fulanico haya dicho tal cosa sobre ti? Tranquilo, que alguien se encarga de enviarte la captura de pantalla. ¿Qué has tenido fiesta con tu pareja a través de esta app?. Pues, felicidades, que Whatsapp se encarga de dejarte todo ahí guardadito para que puedas recrearte en tu miseria o usarlo como arma arrojadiza cuando sea necesario. Por escrito, en firme y sin posibilidad de equivocación.
Ausencia de intimidad: Mamá, que no he escuchado el móvil, que lo tenía en la cocina. Ay amigo, si tu madre ahora te pregunta algo y no le contestas, la lías parda; si un amigo pesado te taladra con alguna movida y pasas de su culo, la lías parda . Y ahora me diréis, ¡ey!, que la hora de última conexión se puede quitar. Pues eso es aún peor, porque entonces dejamos libertad a la imaginación, y eso si que tiene peligro.
Obsesiones psicópatas: Venga, confiesa que alguna vez has mirado quién se conecta, como, cuando, con quién a la vez. El control llevado a su grado máximo. La locura se desata fácilmente. Y la obsesión. Y ya sabemos que esas dos cosas juntas nunca traen nada bueno.
Secuestro: Estás tranquilamente, a tu bola, con tu vida. Y de repente, ¡zas!, sin pedirte permiso te acaban de meter en un grupo de madres del colegio. O de antiguos alumnos del colegio. O de las de la clase de Zumba. Jódete. Y si tienes huevos, pones claramente que no eres de grupos y te piras. Pero cuenta con que las 120 frases siguientes de ese grupo van a ir en tu honor. Y ojito con las salidas, que whatsapp para eso es muy clarico: "Fulanico ha salido". Vamos que no suena un ruido de portazo cuando te vas porque aún no se les ha ocurrido. Mucho peor que si les dijeras a todos los del grupo perros judíos. Una vez secuestrado hay que tener mucho valor para salir, o quedas ahí encerrado para siempre.
Dependencia: Te dejas en tu casa el móvil y es peor que si te hubieras dejado la plancha encendida. Pasas el día pensando en todo lo que te estás perdiendo, y cuando lo recuperas, esperas encontrarte con cientos de mensajes de todo el mundo. Luego la realidad es que solo hay tres y entonces, ¡ay dios mío no le importo a nadie!. No sé si será falta de cariño o qué, pero quienes usamos whatsapp a menudo tenemos una especie de dependencia que no es ni medio normal.
Y todo esto sin entrar en las cadenas de mensajes con rosas que dan suerte o los videos compartidos que, uno de vez en cuando bien, pero así en plan salvaje se hacen un coñazo insufrible. De esto ya hablaremos otro día?
Así que, sí, whatsapp es de mucha ayuda para comunicarnos con nuestro seres queridos, pero a este paso, nos vamos a quedar sin ninguno gracias a esta útil aplicación. ¿Qué opináis? ¿Os ha resultado familiar alguno de los estropicios de "nuestra aplicación preferida"?.