Tenía claro que quería hacerlo también con esta trimaternidad, aunque he querido esperar 5 meses para poder tener un poquito más de trayectoria que contaros. Sois muchas las que me escribís preguntando: ¿se nota el cambio? ¿Es más heavy de 0 a 1, de 1 a 2 o de 2 a 3? ¿Cómo decidir lanzarme a ser una familia numerosa? ¡me da miedo!
Empezaremos por el principio: el postparto y la llegada a casa. ¡Ahora somos 5!
Esta vez no os escribí en el postparto inmediato (porque no me daba la vida), el primer mes fue muy heavy, muy intenso. Había que sostener muchísimas cosas: el estado emocional de una mayor que volvía a pasar por la llegada de un hermano (con todo lo que eso le removía incluso antes de parir), una pequeña que de golpe se convertía en mediana, y a dos adultos que se daban cuenta que las cuentas no salían y que ahora los pequeños ganaban por goleada.
Además, volví a tener problemas con la lactancia. Realmente fue algo que me desmoralizó completamente: tres de tres, no me lo podía creer. Aunque tanto en la segunda como en la tercera ya sabía de qué iba la cosa y el margen de reacción fue alto (acudir a asesoras de lactancia, osteópatas, fiscos….) el dolor de teta siempre me transporta al primer postparto que viví. Eso me remueve mucho, supongo que es una herida sin cicatrizar. Realmente noto mucho cambio, a nivel emocional, cuando el dolor al dar de mamar desaparece.
Una vez superamos los baches de la lactancia y los problemas de peso que tuvo Món (os lo expliqué todo en este video de IGTV por si a alguna le puede ayudar), todavía pasamos algunas semanas intensas. Son semanas en las que la emoción está a flor de piel, donde pasamos de un estado a otro en cinco segundos, donde las rutinas no están instauradas, así que son semanas de jugársela poco. Me explico: de hacer pocas cosas, de centrarse en un ritmo y en unas rutinas que favorezcan la seguridad en las dos mayores y de esto modo minimizar riesgos. Son semanas en las que nuestro lema es: divide y vencerás. Así que el padre se encargaba de las dos mayores, de buscar planes para ellas, mientras yo pasaba esos primeros de teta all day long con el bebé. Sobre todo los fines de semana cuando pasábamos tantas horas todos en casa, era cuando había más fuegos que apagar. Así que también fue una época de pedir más ayuda a abuelos y tía para que vinieran por la tarde y se las llevaran al parque, a dar una vuelta (y poco más, porque en plena pandemia, poca oferta de ocio infantil teníamos).
Yo creo que hay dos factores ha tener en cuenta por si te lo estás planteando: una vez ya eres madre/padre tu vida ya ha cambiado por completo. Ya se han cambiado tus horarios, tus prioridades, sabes que hay cosas que durante un tiempo no vas a poder hacer o te vas a tener que adaptar… Así que cuando van llegando los siguientes, sí que es verdad que al principio todo se descoloca un poco pero las inquietudes de ¿y ahora qué pasará? ¿esto hasta cuándo durará? ¿Qué pasará si le dejamos que haga esto? ya no están. Desaparecen, y empiezas a disfrutar mucho antes de tus hijos. Evidentemente aparece otro gran temas: la relación entre hermanos, pero eso lo dejaremos para otro capítulo si os parece.
Siempre os digo que si los dos (importante, los dos) siempre habéis tenido la imagen de una familia numerosa, vayáis a por ello. Será un caos y vuestra tranquilidad familiar y de pareja se prorrogará unos 2 o 3 años más. Pero es eso, dos años más de tu vida. Os he dicho que es importante que los dos lo tengáis claro, porque realmente es un desgaste heavy, y si ya de normal, la pareja se resiente, si no se está convencido al 100% puede ser una fuente de discusiones.
Uno de los cambios más bestias que nosotros hemos notado ha sido la ampliación del permiso parental. poder involucrarnos los dos en estos primeros meses ha sido clave. Así que ahí va otro consejo: vais a necesitar ayuda: o los dos con más presencia, abuelos, tribu… alguien que os ayude a poder ofrecer la atención que los tres hijos merecen y necesitan.
Intentamos ofrecerlos tiempo en exclusiva a cada uno de ellos, pero sin duda es algo que todavía tenemos que mejorar. Ofrecer tiempo de calidad a los hijos, para reforzar el vínculo con sus padres y a la vez para evitar que no aparezcan (tantos) celos entre ellos y rivalidades. Es decir, que durante el día cada uno tenga su momento de exclusividad con sus progenitores: el momento ducha, el cuento, ir al parque, a hacer recados, una actividad pensada para el… algo que les haga sentir especial y que recuerde que el amor nunca se divide.
Es complicado sí, así que no tengáis miedo en pedir ayuda a asesoras de crianza que os puedan guiar en el camino de la ma/paternidad.
¿Si a menudo me siento desbordada? SÍ
¿Si a menudo pienso que todo esto ha sido complicarnos la vida? También.
Pero a la vez sé que de una manera u otra habríamos llegado a este camino. Porque es algo que nos hace inmensamente felices y porque siempre lo habíamos soñado. Así que gracias vida por brindarnos de nuevo la oportunidad de tener y de amar a otro ser en nuestra familia.