Cada año en nuestro país, son más los colegios y guarderías, que preparan sus aulas con sus mejores galas para recibir la noche del 31 de octubre; fecha más conocida como 'La noche de Halloween'.
Este año vas a necesitar organización previa, pero también no ‘rascarte demasiado el bolsillo’ e invertir mucho dinero en los disfraces de los niños. ¿Qué no sabes cómo hacerlo? Nosotros te ayudamos con algunas pistas.
Un poco de historia
La palabra Halloween tiene su origen en la expresión inglesa All Hallow´s Eve, que significa 'Día de todos los santos o espíritus'. A pesar de ser una tradición celta, se exportó a Estados Unidos, para más tarde llegar al resto del mundo. Hoy, no hay familia en los países anglosajones, que no celebre esta noche terrorífica.Pero la gran novedad es que también la celebramos ya en el resto de Europa, y en España esta tradición está en pleno auge. El famoso ‘dulce o truco’, los grupos de niños yendo casa por casa asustando a los vecinos, o los sustos y las jugarretas, son ya rasgos imprescindibles de esta noche de miedo.
Lo que nunca falla, a la hora de disfrazarse, es escoger personajes de terror, o bien archiconocidos, como las brujas, los fantasmas y los zombies, o bien parte del elenco de las películas de terror que más mella han causado en los últimos tiempos. Es el caso del asesino de la película Scream, de Freddy Kruger, o de los personajes de La Noche de los muertos vivientes.
Disfraza a tu hijo ‘a lo Scream’
Si es muy pequeño, aún no ha tenido edad para ver esta película tan ‘sangrienta’, pero la indumentaria de este terrible protagonista, es de sobra conocida. Culpa de ello la tiene una de las películas más taquilleras del cine adolescente estadounidense. Una túnica negra y la famosa máscara de este personaje terrorífico, te sobraran para que tu pequeño triunfe en el cole.¿Qué no sabes de dónde sacar la careta? Las hay por todos lados. En tiendas especializadas para disfraces o en los mismos mercadillos. Si quieres asegurarte, pregunta primero en nuestros foros, porque siempre hay gente muy informada. Cuando cuentes con la túnica y la máscara, sólo faltarán unos guantes negros de tela o licra y un cuchillo. Lo recomendable es que sea de mentira o a tu elección, dependiendo de la edad de tu hijo.
Un Zombie de verdad
Es uno de esos disfraces que siempre genera expectación, pero cuidado, solamente si está conseguido y se identifica claramente. Uno de los riesgos que asumimos cuando decidimos fabricarnos nuestro propio disfraz es precisamente éste. 'Que nuestro gozo acabe en un pozo' porque nadie sabe de qué vamos disfrazados. Por eso, sólo tienes que ocuparte de que alguien con 'mucha maña' maquille a tu hijo para que parezca un zombie en toda regla.Para ello necesitarás maquillaje color blanco y gris para la cara, sangre de mentira, polvos de talco, barro o arena sucia para decorar el cuerpo, y ropa blanca vieja.
Cubrirás al niño con las prendas blancas, rociándolas después con la suciedad del barro. Salpicarás con sangre todo el cuerpo, de tal manera que parezca ‘que se ha comido a alguien’. Unos zapatos viejos, rotos o al menos sucio, harán el resto del trabajo. Asegúrate de que tu pequeño practica verdaderas caras de espanto y 'voilá', listo para irse a por sus víctimas.
Los disfraces de siempre
Si tu niño prefiere optar por los disfraces de toda la vida, porque así se siente ‘más seguro’, has de saber que la indumentaria también estará al alcance de tu mano. La misma túnica negra que sugeríamos para el disfraz de Scream, la necesitarás para el de bruja. Además, utiliza una cuerda, lo más gorda y deshilachada posible, para rodearle el cuerpo a modo de cinturón.Un sombrero acabado en punta y una nariz de plástico será lo único que probablemente tengas que comprar. En los bazares orientales en los que los precios están ‘tirados’, encontrarás según se vaya acercando la fecha, estos accesorios !casi con total seguridad!. Si no, siempre puedes fabricarlos tú misma, con ayuda de Internet.
El de fantasma sólo requiere una sábana blanca con aspecto descuidado y un poco rota por un lado. Pónsela a tu hijo de manera desigual, y abre dos agujeros, uno en cada ojo.
En la nariz también hará falta abrir uno pequeño. Si quieres aderezar el disfraz con una cadena atada al tobillo del niño, te aconsejamos hacerla de plástico de manera que no le pese demasiado. ¡Listo para asustar! Como ves, la llegada de Halloween no tiene por qué implicar gasto extra en casa. Basta con un poco de imaginación y de práctica. ¡Tu hijo se lo pasará grandioso, eso seguro!
Agradecimientos: a Cinempatía y Fondo de escritorio.com