Cuando a los bebés les van a salir los dientes, lo primero que se produce es una inflamación grande de la encía, además de un enrojecimiento y un aumento de la sensibilidad. El pequeño nota este cambio, percibe su encía más ‘gorda’ y comienza a molestarle bastante, por lo que no deja de tocarse y llevarse a la boca cualquier objeto para aliviarse.
Sabemos que las molestias desaparecerán cuando el diente aparezca y tenemos la suerte de no recordar cómo es ese dolor, cuando los dientes han de romper la encía por primera vez. Os aseguro que es bastante fuerte, por lo que en nuestra mano está hacer que este proceso de nuestro bebé sea lo más cómodo posible. Podemos optar por los mordedores, sobre todo si están fríos, ya que tienen un efecto antiinflamatorio que alivia bastante a los pequeños, aunque no es bueno abusar de ellos. También es conveniente masajear al pequeño en la zona dolorida con nuestro dedo índice, después de haberlo tenido un tiempo en agua fría, es muy eficaz.
Por último e importante, debéis saber que a los bebés les molestan más las encías por la noche. Al tratarse de un dolor pulsátil ( se agudiza con el latido cardíaco y por ello se percibe más de forma horizontal) y porque los niños por la noche están menos entretenidos, pueden terminar centrándose en su dolor (lo hacemos también los adultos). Si percibes que la molestia es excesiva consulta con el pediatra, puede ser que necesite paracetamol.
¿Le han salido sus primeros dientes?
Imagen: mamaloco/flickr