¿Cuántas veces han tenido vuestros bebés una congestión nasal? Cuando son mayores y ya saben quitarse los mocos solos no hay problema, pero cuando son bebés, limpiar la nariz se convierte en una ardua tarea porque nos invade el miedo a hacerles daño o la impotencia de no poder limpiársela del todo bien.
Para un bebé, tener la nariz obstruida es incómodo, ya que no puede respirar bien e incluso le cuesta comer. Para ello es importante saber cómo y cuándo hay que quitarle esos feos moquitos que tanto les molesta.
El suero fisiológico (que por cierto no puede faltar en una casa con niños pequeños) es lo más utilizado para estos casos, ya que ayuda a deshacer los mocos y arrastrarlos para que el bebé pueda sacarlos fuera. Para utilizarlo es importante no introducir el aplicador en el orificio ya que podríamos dañar la nariz el bebé, y la jeringa no se recomienda porque es más difícil controlar la presión.
También existen las famosas peras de goma, muy utilizadas antiguamente, pero se ha demostrado que no son muy eficaces y pueden causar problemas, ya que podemos aspirar demasiado fuerte y hacerle daño incluso en los oídos. Los aspiradores nasales son otra solución, pero siempre hay que usarlo con cuidado, no aspirar de forma brusca y si no salen muchos mocos, volver a intentarlo después de echar un poco de suero fisiológico.
El mejor momento para quitar los mocos a nuestro bebé es después del baño, ya que el vapor del agua fluidificará el moco y será un poco más fácil limpiarle la nariz.
Imagen: heyKellieee / flickr
¿Qué método usáis vosotras para limpiar la nariz a vuestro bebé?