Muchas veces los mitos del amor romántico calan no solo en la sociedad sino en nosotros mismas. Ser madre es algo precioso y muy bonito, pero no quiere decir que después de parir mejore nuestra calidad de vida, ni mucho menos que seamos más felices que antes.
Ante tales afirmaciones, profundamente racionales y respetablemente cuestionadas, se alzan los ecos de la discordia vinculando conceptos con emociones que para nada tienen que ver con la vida real. Recordad que hemos elegido ser madres por las razones que hemos creído conveniente para ello, igual que aquellas mujeres que optan por no traer niños al mundo.
Con ello, quiero encabezar este artículo con esta idea: la punta de la pirámide de la felicidad de la mujer no consiste en ser madre, ni tener hijos nos da ese punto máximo de felicidad por el que hemos venido a este mundo, sino que es un proceso más, que hemos elegido, para vivir. Por ello, teniendo claro que nuestra calidad de vida no mejora, que dormimos menos y hacemos menos actividades de ocio, es obligatorio mantener una buena salud física y mental para convertirnos en lo que somos: supermamás saludables.
Conciliación familiar, laboral y lúdica
El cuidado de los hijos no radica única y exclusivamente en la mujer (o en su defecto, en un único miembro de la pareja), sino que se debe compartir con el entorno familiar, ya seamos familias homoparentales o monoparentales. En este sentido, encontrar un equilibrio en la conciliación familiar y laboral es básico para poder organizarse, si bien lo que no debemos obviar es que necesitamos llevar también una conciliación lúdica.
Para ello, habla con tu pareja o con la persona que pueda hacerse cargo de los niños para que, de vez en cuando, encuentres un rato para ti. No significa que tengas que salir a emborracharte (que también estás en tu derecho) sino que simplemente puedes desconectar practicando tu deporte favorito, saliendo de paseo con amigos, alguna escapada de fin de semana... en fin, tener unas horas para despejar tu mente y seguir sintiéndote tú misma.
Buena alimentación
Tener un bebé implica dedicarle mucho tiempo al día, lo que significa invertir gran parte de la energía en sus cuidados y en criarlo de la mejor forma posible. Por ello, mantener una buena alimentación es clave para ser una supermamá saludable. ¿Cómo hacerlo? Muy fácil, evita los precocinados o las comidas rápidas, dedica tiempo a prepararte platos saludables y practica algo de deporte. Además, si tu pequeño te ve cocinar desde pequeño le gustará pasar ratos contigo en la cocina y, cuando sea más mayor, podrá ayudarte a cocinar, que siempre es bueno para mantenerlos entretenidos.
Si en alguna ocasión no tienes tiempo de prepararte el menú saludable, siempre puedes recurrir a tomar algún suplemento nutricional, como por ejemplo Herbalife, pero recuerda que debes combinarlo con una nutrición equilibrada, ya que son complementos y no sustitutivos.
Salud sexual activa
Vamos a dejarnos de tópicos. No por ser mamá, disminuye la libido. Es complicado encontrar el hueco para mantener relaciones sexuales con tu pareja con niños de por medio, pero quizás es esa parte in-fragantti la que le da la magia a la situación. El sexo es muy sano, ayuda a liberar endorfinas que son la mal llamada "hormona de la felicidad". Con una buena salud sexual, desahogaremos nuestras tensiones y aliviaremos nuestro estado de ánimo, generando más buen humor y afecto a nuestro entorno.