Mi hija se hace mayor, parece que fue ayer cuando la tuve en mis brazos por primera vez y ahora ya está a punto de cumplir 3 añitos. Algunos pensaréis que exagero, pero en unos días se abre el periodo de matriculación en los colegios de mi comunidad autónoma y mi chiquitina empezará el próximo septiembre al cole.
Cole, colegio, escuela, podéis llamarlo como queráis… Pero a mí me parece que es la transición entre pasar de ser “mi bebé” a convertirse en mi niña.
Yo no soy o espero no serlo, una mamá drama. Mi hija por cuestiones laborales va a la guardería desde que tiene cuatro meses, está más que acostumbrada, pero lo veo como un cambio, como un gran paso en la vida de mi peque.
Estaréis pensando que todavía falta muchos meses para empezar, pero es el momento en el que los padres nos planteamos seriamente a qué colegio irá, qué papeleo hay que hacer, qué buscamos en la educación de nuestros hijos.
Lo reconozco, para mi es fundamental y llevo meses reuniéndome con directores y orientadores para ver cuál de los colegios me convence más. Sí, soy previsora pero decirme la verdad, quién no lo es, en el caso de un hijo. Quién no tiene claro cómo quiere que su hijo reciba la educación.
Aquí vuelvo a lo de mamá drama, no me digáis el porqué, pero aún recuerdo mi primer día de cole, como algunas madres dejaban a sus hijos, como si se tratara del patíbulo. Claro en mi mente de niña, no sabía el motivo por el cuál esas madres se aferraban a sus hijos como si no hubiera mañana.
Ahora con los años, te das cuenta que era la pena por dejar a sus pequeños. Si estáis en mi misma situación, jamás hagáis eso. Cuando llegue el día de dejar a tu niño en la guardería o en el colegio, hacedlo con total naturalidad, le estarás ayudando, creedme.
Si tu pequeño te ve llorar, pensará que eso no será una experiencia agradable y lo pasará mal, le contagiarás tus llantos, tu nerviosismo y no disfrutará de algo fundamental en su vida.
Alguien me dijo una vez, que los hijos son el reflejo de los padres, mi niña se ríe constantemente, es feliz, inquieta, con un ansia enorme de conocimiento para la edad que tiene. Y es que la felicidad de un niño, es directamente proporcional a la felicidad de sus padres.
Así que en la medida de lo posible, educar a vuestros hijos en la felicidad.
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EN SEPTIEMBRE AL COLE
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