Pero, si eres sincero contigo mismo, muchos de esos castigos no te enseñaron a tomar buenas decisiones, al contrario, las ocultabas. Hoy en día la educación apuesta por métodos y herramientas respetuosas y menos humillantes y que sin duda, son más útiles a largo plazo. Si no deseas repetir los pasos de tus padres, puedes seguir los siguientes consejos para educar sin castigar:
Averigua si lo hizo queriendo o sin querer
Si tu hijo acaba de hacer algo que tu consideras indebido y piensas en castigarle deberías parar y preguntarte si lo hizo o no adrede. Debes tener en cuenta que los niños no tienen nuestras habilidades y que en ocasiones hacen las cosas por si mismos para explorar sus capacidades y de esa forma lograr un poco de independencia, a veces incluso tratan de ayudarte en casa sirviéndose el jugo (Con el correspondiente accidente) Cuando se trata de este tipo de accidentes mantén la calma y explícale que lo entiendes pero, que para esas actividades delicadas debe pedirte ayuda.
¿Esperas demasiado de él?
No es cruel y es natural, vas a compararlo con otros niños y contigo mismo a esa edad. Sin embargo, no debes dejar que estas comparaciones nublen tu juicio, es un niño, una persona diferente a las demás y que se desarrolla de forma diferente. Tus expectativas deben ajustarse a esas razones y no a comparaciones sin sentido.
¿Lo hizo queriendo? ¿Lo castigo?
Si lo hizo por molestar investiga la causa. Muchas veces es por llamar la atención, otras es sencillamente porque se siente excluido y no sabe cómo expresarse, por eso, realizan actos que saben van a disgustarte y llamaran tu atención. No lo ignores, una vez se calme explícale porque estuvo mal y trata de encontrar el origen de su conducta.
Aléjate
Cuando nos enfadamos perdemos la paciencia y actuamos sin pensar. Aléjate de la situación que te molesta por unos segundos y si no puedes, simplemente mantén silencio, no reacciones en caliente porque saldrá lo peor de ti. Cuenta hasta 100 o hasta 1000 si hace falta.
Consecuencias reales
Los castigos son solo consecuencias inventadas de los padres para dar respuesta a un acto indeseable. Están condicionados por nuestro estado de ánimo, por lo que no son un método estable de aprendizaje para el niño.
Lo mejor es establecer consecuencias reales a su acción. Si dejó sus juguetes tirados para jugar con algo más, suspende su otro juego y ayúdalo a recoger mientras le explicas como podría estar jugando si hubiera ordenado a tiempo, explica también que los juguetes desordenados pueden provocar un accidente.
Si se trata de un jugo derramado, puedes pedirle que limpie contigo, explícale que lo ayudas y que mientras limpian podrían estar jugando y no limpiando, pero debido al derrame de jugo deben limpiar.
Si es agresivo, pídele que piense en el otro niño, que no querrá jugar más con él, que como se sentiría si alguien le pega, la frase maestra es “No te gustaría que otro niño te pegue, ¿verdad? Pues a él no le ha gustado".
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