Es algo normal. Todos lo hacemos. Padres y madres del mundo acudimos a Internet para resolver nuestras dudas. Ser padre o madre no es fácil y buscamos siempre respuestas a nuestras preguntas.
Sanitas ha hecho público un estudio muy interesante, que ha dado pie a la edición del ‘Guía para padres imperfectos’. Este estudio afirma que el pasado año más de 1,2 millones de búsquedas online estuvieron vinculadas a preocupaciones paternas. Esta investigación muestra cómo las inquietudes de los padres son globales. Los progenitores estudiados se interesan por asuntos como el dormir una noche del tirón, cómo quedarse embarazada o cómo ser mejor padre o madre.
Las preocupaciones de padres y madres
El cómo dormir una noche entera es la situación que más preocupa a los padres, con más de 6.000 consultas al mes. Las consultas de cómo quedarse embarazada ocupan el segundo lugar en el ranking español de inquietudes paternas, con 5.400 búsquedas mensuales. Otras inquietudes parentales están relacionadas con la lactancia, cómo convivir con el estrés de ser padres o cómo hacer que el bebé sea chica o chico.
La investigación realizada por Sanitas pone de manifiesto que los padres tienen la necesidad de buscar respuestas a preguntas recurrentes. Por esto han desarrollado una guía con consejos prácticos y realistas para afrontar estas y otras situaciones habituales para los papás. “Todos los padres se preocupan y se sienten ansiosos en algún momento. Como padres, todos nos presionamos mucho para ser la madre o el padre perfecto, pero la verdad es que no existe este concepto. Todos los padres somos imperfectos”, comenta el doctor Iñaki Ferrando, director de Comunicación Médica de Sanitas. “Aceptar que algunas cosas no saldrán como uno quiere, reírse de uno mismo y pedir ayuda cuando sea necesario son algunos de los secretos de una paternidad más feliz”, afirma Ferrando.
Guía para Padres Imperfectos
Con motivo del Día Mundial de las Familias que celebramos hoy, Sanitas pone a disposición de los padres la Guía de los Padres Imperfectos con la intención de ayudar a resolver sus dudas y asumir sus posibles fallos con deportividad. Algunas de las sugerencias recogidas en esta guía práctica son las siguientes:
Acepta que no todo saldrá siempre bien: el padre perfecto no existe. Todos cometemos errores. Castigarte a ti mismo por ello no va a ayudarte a ti ni a tu hijo. Acepta que no siempre se puede tomar la decisión correcta, cada paso es un aprendizaje.
Reserva tiempo para ti mismo: el ritmo de vida actual es agotador. Hacemos malabares para tratar de tener un alto rendimiento en el trabajo, ser un buen amigo, mantener la casa en orden, hacer ejercicio o llenar la nevera. Cuando todo esto es demasiado, tómate un rato para ti mismo, conserva la calma y sigue hacia delante con las pilas cargadas.
Cuida de tu cuerpo: para tu bienestar y el de tu hijo es necesario que realices algún tipo de actividad física. El ejercicio suave combinado con el aire fresco mejorará tu estado de ánimo. Mantener una dieta sana es también importante para tu salud y tu bienestar mental. En este sentido es importante, no saltarte comidas y procurar hacerlas a horas similares, no saltarse el desayuno, evitar grandes cantidades de azúcar y comer alimentos ricos en hierro como la carne roja, los mariscos y las verduras verdes; todas estas medidas ayudarán a que tengas energía suficiente para afrontar el día.
Planifica tu día en torno a objetivos asumibles: no te preocupes por todos los detalles. Planifica tu día en torno a metas alcanzables. No te castigues a ti mismo por tener que posponer tareas que pueden esperar.
Teje a tu alrededor una red de apoyo: familiares, amigos, otras mamás y papás no te aísles de tu entorno cercano para así evitar los sentimientos de exclusión y soledad. El contacto con tus amigos es bueno para tu salud. Un encuentro con amigos aporta felicidad, reduce el estrés y aumenta la confianza en ti mismo.
No te tomes las cosas demasiado en serio: la paternidad trae consigo momentos divertidos, momentos vergonzosos Sea como sea, no pierdas la capacidad de reírte de lo que ocurra. Son muchos los estudios realizados sobre el poder curativo de la risa. Disfruta de la compañía de tus hijos. Ríete con ellos de lo que os ocurra, incluso de las situaciones más embarazosas.
Amplía tu perspectiva: a veces estamos tan enfrascados en el día a día que es difícil poner la crianza en un contexto. Nos preocupamos por cada pequeño detalle y perdemos la perspectiva del conjunto. Es necesario tomar distancia para no agobiarnos con cada paso. Es vital comprender que nuestra labor es guiar a los hijos en su camino hacia el descubrimiento de las maravillas del mundo por sí mismos.
Afronta tus temores: el miedo puede llegar a ser abrumador, la clave es enfocar estos temores y ansiedades. Si te preocupas por algún aspecto de la salud de tu bebé, pide consejos a tu médico. Reducirás la sensación de ansiedad al sentir que actúas para resolver el problema.
Disfruta al máximo del tiempo con tu bebé: tu hijo va a ser bebé durante pocos meses. Disfruta de las largas noches de insomnio sin olvidar que no tienes por qué adorar todo lo que hace tu hijo. Algunos de sus comportamientos te molestarán, te enfadarás. No te castigues por eso, nadie es perfecto, tampoco tu bebé.
Pide ayuda: aceptar ayuda no es una señal de debilidad. Tú eres quien mejor conoce a tu hijo. Pero otras personas de confianza como los abuelos o amigos cercanos también pueden echarte una mano en su cuidado. Ese puede ser el momento perfecto para cumplir con el punto 2 y dedicarte algo de tiempo.
La Guía de los Padres Imperfectos de Sanitas está disponible aquí.
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