Confundir los celos y la envidia en los niños es algo bastante común, pero es importante que distingamos estos conceptos.
Normalmente en los celos existen tres sujetos. La persona que padece los celos ve como una amenaza a un tercero para una relación, por ejemplo lo que provoca la llegada de un nuevo hermanito. Sin embargo, la envidia sólo se centra en dos personas. Es aquella situación en la que una persona quiere algo que pertenece a otra, por ejemplo un niño que quiere el juguete que tiene otro niño y no quiere que el lo tenga. La envidia puede ser hacia un objeto, una posesión, una relación, un rasgo físico...
La envidia se presenta en todas las edades. Surge en los primeros años de vida en los que el niño comienza a relacionarse con su entorno. En el momento en que el niño se sienta amenazado por la pérdida de algo que quiere, comenzará a experimentar el deseo de tener todo aquello que no tiene y que quiere tener. ¿Cómo lo manifiesta? Mediante las rabietas, berrinches, gritos... todo lo que sea necesario para conseguir el objetivo deseado.
Para que esto no ocurra, lo primero que tenemos que hacer es mantener la calma ante estas situaciones y tener mucha paciencia. Cuándo el niño se calme debemos explicarle bien las cosas para que entienda que no se puede tener todo. Tenemos que hacer que entiendan sus sentimientos y que aprendan a exteriorizarlos. Además, evitaremos la aparición de sentimientos y mecanismos de defensa como minimizar lo que tiene el otro, enseñándole a respetar a los demás.
Muchas veces, los cuentos y las canciones son unos recursos muy útiles para explicarles cosas complicadas como es el tema de los sentimientos.
¿Cómo te has enfrentado a este sentimiento? ¿Crees que es complicado que lo entiendan?
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