Las respuestas me emocionaron. Todas apuntaban a, más o menos, lo mismo: la madre perfecta es la que orienta sus actos y pensamientos a criar hijos sanos, felices y realizados; la que, al final del día, pese a los avatares diarios, se siente contenta al ver que sus hijos sonríen.
Hoy, tras una dura prueba que me ha presentado la vida, pienso un poco distinto sobre ser la madre perfecta.
Creo que la Madre Perfecta es aquella que actúa pensando en el bienestar de sus hijo Y el suyo propio, al mismo tiempo.
No es la que se abandona "por" sus hijos, sino la que nunca deja de ser quien es: una mujer que merece atenderse y que la atiendan.
La Madre Perfecta es la que hace felices a sus hijos, porque ella misma procura ser feliz. ¿De qué otra forma podría, entonces, ser ejemplo para pararse ante la vida? Sólo si la Madre sonríe, los hijos pueden aprender a sonreir.