El Miércoles por la tarde tuve la gran suerte de poder disfrutar de la función de teatro “Siguiente Parada” , interpretada por Irene Ferradas y Luis Mottola, de la compañía de teatro Blanca Marsillach, especialmente para los miembros de la Fundación Adcor de Coruña.
La compañía estuvo toda esta semana de gira por Galicia, haciendo parada en Lugo, Pontevedra. Santiago de Compostela, y por supuesto Coruña. Y hoy viernes ya se marchan con “La siguiente Parada” para continuar la gira por toda España.
Para mi fue la primera vez que compartía una actividad con los integrantes de la fundación adcor, una entidad sin ánimo de lucro dedicada en cuerpo y alma a personas dependientes. Pero como tengo la gran suerte de ser prima orgullosa de Luis, pude asistir y compartir con ellos la tarde, y confieso que fue una de las experiencias más maravillosas de mi vida.
En medio de todos ellos, y en apenas un par de horas, me di cuenta de lo mucho que tengo que aprender, y de las muchas capacidades que todos ellos tienen y demuestran, muy por encima de las nuestras.
Cuando hablo de vivir la vida con la filosofía del “Aquí y ahora” que tanto me escucháis repetir, me refiero precisamente a vivir con la intensidad que viven los integrantes de la Fundación Adcor. No dudaron en participar en la función subiendo al escenario e interpretando el papel que Luis les iba asignando uno a uno. Cantamos, bailamos, todos juntos, y presenciamos noviazgos que finalizaban en boda, curas que interpretaron un papel digno de varios aplausos seguidos, matrimonios desavenidos por platos de alcachofas, y un sin fin de escenas divertidas y cómicas.
“Siguiente parada” es la vida de un matrimonio que discute demasiado, y durante toda la función viven situaciones matrimoniales de todo tipo que consiguen despertar risas, asombro, indignación y un vaivén de sentimientos dependiendo del momento y de la escena. Destacar la actuación de Irene Ferradas, actriz a la que descubrí con esta obra, y que me sorprendió por su naturalidad y puesta en escena.
Otra de las cosas que me llamaron la atención es la gran dedicación de los monitores de la Fundación Adcor, y del especial cariño en todas las personas con discapacidad intelectual a su cargo. Solo había que verlos interactuar juntos para ver el cariño mutuo y la gran familia que han formado. Complicidad, y colaboración son las dos palabras que mejor definen a este gran equipo, que juntos disfrutaron de una gran tarde.
Si yo me sentía asombrada de verlos a todos ellos sobre el escenario, me imagino el sentimiento de orgullo por parte de los monitores con los que comparten tantas horas de su día a día.
Gracias por dejarme vivir entre todos vosotros una tarde tan mágica!
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