Todos hemos sido niños y sabemos perfectamente lo bien que nos sentaban esas golosinas que nos podíamos permitir de vez en cuando. Los niños, literalmente se derriten ante un trozo de chocolate, unas patatas fritas o unos caramelos, pero somos nosotros los que debemos controlar su consumo.
Expertos en nutrición desaconsejan el uso de estos dulces, en su mayoría elaborados con gomas artificales que no aportan ningún nutriente y sí muchísimas calorías vacías y grasas saturadas. Además de los problemas de obesidad a medio plazo que podrían tener nuestros pequeños si dejamos que las consuman a su antojo, debemos tener en cuenta las enfermedades dentales y otros accidentes que pueden venir por la incapacidad de niños muy pequeños de masticar ciertos alimentos y que podrían generar dolores estomacales e incluso obstruir las vías respiratorias.
Aunque evidentemente no podemos prohibir que coman 'chuches' y hacerles felices con un dulce, debemos restringirles la ingesta y utilizarla como un premio.
Asimismo, sin hablar ya de chucherías, los frutos secos tampoco son del todo recomendables a ciertas edades, sobre todo si hablamos de una tarde de cine y las tradicionales palomitas. Para que os hagáis una idea, el maíz de estas se fríe con aceites de coco o mantequillas, dotando a una simple ración de 100 gramos de más de 500 calorías, lo que supone casi el 50% d las necesidades diarias de los más pequeños.
Por ello, una buena idea podría ser hacer un balance semanal de lo que comen nuestros pequeños, incluyendo pequeñas dosis de dulces a modo de premio e instruirles en un sano consumo de frutas y verduras para cuando vayan creciendo y siendo conscientes de su nutrición.
¿Racionáis las golosinas que toman vuestros peques? ¿Cómo lo hacéis?