¿Habéis oído hablar, por ejemplo, del mito del color de ojos del lactante? Según esta creencia, los ojos claritos del recién nacido se deben a que está siendo alimentado con leche materna. Sin embargo, este mito no tiene base científica, pues lo que condiciona el color de ojos es la herencia, en todo caso,no el tipo de alimentación del niño.
Los genes dominantes (oscuros) predominan sobre los recesivos (claros), además la raza tiene mucho que ver con el color de ojos y la la tez. Obviamente, un holandés o un escandinavo tiene muchísimas probabilidades de tener los ojos azules o verdes, no sólo porque sus antecesores probablemente los tengan, sino por la raza a la que pertenecen.
Por eso, la creencia de que cuando padre y madre tienen ojos claros, el niño, necesariamente nacerá con ojos del mismo color, es obsoleta. La genética puede sorprendernos mucho más de lo que a priori pensamos. Hay gente que no sabe que el color de ojos de los abuelos maternos y paternos, puede influir mucho más en los ojos del futuro nieto.
Basándose en las Leyes de Mendel y la transmisión genética de Padres a hijos, en Internet hay una página, cuya existencia es ¡por lo menos anecdótica! que prevee el color de ojos que tendrán nuestros futuros bebés, a partir del color de nuestros antecesores.
Un último dato, éste también probado, y es que los bebés empiezan a definir su color de ojos a partir de los 6 meses de vida. Si antes, nada más nacer, los tuvo claritos y parecía que tenía 'todas las papeletas' para ser portador de ojos azules, es por la melanina, que todavía no 'trabaja bien' en el iris, al ser el bebé tan joven.
¿Cuándo nació vuestro bebé, tenía el color muy diferente al actual? ¿Vuestros bebés han nacido con un color totalmente contrario al que esperábais, por herencia?
Foto. Hipermegared.net