El dia de hoy estaremos hablando de las razones por las cuales no debes etiquetar a los hijos, la comunicación entre padres e hijos es un factor fundamental en el desarrollo del niños. Muchas veces surgen situaciones complicadas en las que ambas partes pierden el control y se tiende a usar términos poco adecuados que, sin darnos cuenta, sesgarán la percepción que tienen los más pequeños de la realidad.
Las denominadas etiquetas causan un efecto en el comportamiento de los niños. Muchas veces los padres cargan a sus hijos con mochilas innecesarias cuyo peso acaba formando parte de su vida cotidiana, tanto en un aspecto negativo como positivo.
Las etiquetas más habituales son las negativas, aquellas que recalcan los aspectos dañinos que terminan por catalogar al niño como 'malo'. Por ejemplo: 'pesado', 'travieso', 'miedica'... son términos desafortunados que, en vez de reconducir la conducta del niño hacia un buen comportamiento lo que harán sera encasillar al pequeño dentro del mismo. El niño acabará por creerse que es miedoso o malo solo porque su padre lo dice. Se produce una retroalimentación de la conducta con limitación y menosprecio en lugar de una transformación armónica hacia una actitud positiva.
En este caso, para evitar que esa opinión deje huella en nuestros hijos debemos saber cómo actuar y con qué términos. En el caso del miedo, se deberá dar la vuelta a la situación para poner al niño en el papel de valiente, no en el de 'miedica'.
Por el contrario también existen las etiquetas positivas que, lejos de la realidad,también son perjudiciales en exceso. Una inadecuada y desafortunada categorización positiva puede tener el mismo efecto que una negativa a largo plazo.
Muchas veces la reiteración de determinados términos que pueden rozar la exageración y causar resultados contrarios a los hijos, lo que está muy lejos de mejorar la autoestima del pequeño. Una etiqueta positiva, en el caso de la inteligencia, puede generar frustración en el niño al no lograr dar lo que se espera de él. Surgirá un ambiente de desconfianza hacia sus padres ya que creerá que estos le están mintiendo.
La personalidad infantil esta en un cambio constante, y es importante establecer unos cimientos fuertes y consolidados en la confianza y la autoestima del pequeño, pero sin dejar una huella negativa en su desarrollo.
Cada situación y cada niño es un mundo, y debemos empatizar con ellos de la manera más adecuada posible. Deben sentirse escuchados y comprendidos, lo que nos permitirá conocerles y entenderles en cada etapa.
La próxima vez en lugar de llamarle 'llorón', anímale a que se abra y te cuente sus miedos. ¡Buscar una solución juntos!
Cuando tenga una pesadilla, anímale a enfrentarse a sus sueños con seguridad y confianza. Si no hace las cosas bien, ¡enséñale y ayúdale! y la próxima vez lo hará genial.
¡Los niños son esponjas, escoge las palabras adecuadas y ellos harán el resto!