Empiezo esta quinta semana con todas las pilas puestas. Considero que debo moverme para así lograr bajar de peso de manera más rápida. Le propongo a mi esposo ir a averiguar precios y horarios en los gimnasios que tenemos cerca de casa, para ir juntos y apoyarnos en este proceso. Todo nos parece muy caro, pero dentro de todo, podríamos empezar asistiendo dos veces por semana a hacer cardio. Espero empezar con el gimnasio la siguiente semana, sin falta.
Me reúno con Estefania (*) para conversar sobre los avances de mis metas. Está contenta con todo lo que voy haciendo y lo que voy logrando, así que me plantea las siguientes metas para las próximas dos semanas:
Y este es mi balance de la primera semana trabajando en ellas:
Meta 1, en proceso. Me siento realmente mal de no haber podido ir a visitar a mi papapa hasta ahora. Eso no significa que no converse con él casi todos los días o que no trabaje en solucionar mi tema con él. Casi siempre cuando estoy manejando y me encuentro sola en el carro, pienso en él, lo siento cerca, yo sé que él me cuida como el Maestro Espiritual en el que se ha convertido. Y le pido ayuda para poder superar la gran pena que me dejó su muerte. Mi parte racional entiende que su sufrimiento y la forma en la que se fue de este plano, estaba totalmente fuera de mi control y que debo dejar de pensar y de torturarme con eso. Mi niña Virginia es la que no logra entender lo que pasó. Quiero poder ir al cementerio a verlo y a dejarle flores, pero sin el peso del dolor. Sigo viendo la manera de aceptar lo ocurrido y de soltar.
Meta 2, en proceso. Considero que para poder organizarme y avanzar con nuevas cosas debo ocuparme primero de lo pendiente. Es por ello que he estado viendo la manera de ir eliminando de a pocos, todos mis pendientes. Primero con mi Blog. Esta semana con mi casa. Quedé con la señora que me ayuda con la limpieza que viniera el sábado para acomodar, limpiar, botar y separar para donar los juguetes y la ropa de mi Cata y la ropa y los documentos que tenía guardados mi esposo en su escritorio. Fue un día muy ocupado y con mucho polvo, pero fue necesario. Hemos puesto a lavar ropa de verano, guardé la ropa de invierno, organicé el clóset de mi Cata y todos sus ganchos y colitas. Hemos botado como 4 bolsas de basura y tenemos muchísimas cosas entre juguetes y ropa para donar. En el escritorio de mi esposo ahora hasta se escucha un eco simpático. Igual, el tiempo nos quedó corto, no pude avanzar con la cocina, ni con mis cosas, tampoco logré poner el arbolito de navidad. No me aloco, se avanzó bastante y la verdad es que ando contenta porque tengo la sensación de haber hecho espacio para cosas nuevas y mejores, siento que la energía que estaba atascada entre tanto cachivache está circulando nuevamente.
Meta 3, nada, hasta ahora. Tengo en mi pequeña colección, algunos libros que en algún momento empecé a leer, pero que por alguna razón, dejé de leerlos. Quizá no me atraparon o me parecieron aburridos. Siempre he tenido la firme intención de terminarlos, no me parece bien dejarlos a la mitad, así que como para retomar mis hábitos de lectura, empezaré por uno facilito y que dejé a la mitad. Hoy mismo, mientras mi Cata está en su clase de Ballet, yo leeré.
Meta 4, cumplido y con creces. Sigo asistiendo a todos los eventos y reuniones posibles. El viernes pasado asistí a una reunión a la que acudirían varias blogueras. Fui, con la mejor disposición, pero hecha un desastre, sin cambiarme, porque como siempre, el tiempo no me alcanzó. Todas estaban producidas y yo con un mi ropita de mamá, de diario. ¡Ni modo! Conversé, me reí mucho, me llegué a sentir tan cómoda que hasta en un momento solté un comentario sin filtro alguno, pero que felizmente cayó en gracia de todas. No me importó ser la correctita, creo que decir lo que dije fue justo y necesario y me sentí muy contenta de haberme podido expresar libremente, sin guardarme nada.
Meta 5, cumpliéndola. Desde hace tiempo, ya no uso mucho la sartén para hacer por ejemplo un pollo, un pescado, incluso he metido al horno nuggets caseros, hamburguesas y milanesas. Pero me falta por ejemplo hacer las papas fritas o los camotes al horno. Es así que hace unos días a mi Cata se le provocó camotito frito y aproveché en hacerlo al horno. Pelé el camote y lo corté en bastones. En una placa resistente al calor, coloqué los bastones en paralelo y un poquito separados, los rocié con un poquitito de aceite y los metí al horno a 200°C durante casi 20 minutos. Quedaron buenazos. De ahora en adelante, cada vez que se nos antoje camotitos o papitas fritas las haré de esta manera.
Tengo otra meta personal que estoy llevando a cabo desde hace mucho tiempo. Estoy dejando de usar el horno microondas. Estoy retomando los viejos hábitos de nuestras abuelitas y ya no caliento nada en el microondas. La leche de mi Cata la caliento en una cacerolita pequeña, la comida la caliento en la sartén. Sabe mucho mejor y contiene todos sus nutrientes.
Además de esto, también estoy cocinando a diario, muy temprano en las mañanas para que mi Cata se lleve al cole, un almuerzo calientito y del día en su termo. Y de paso también evita calentarlo en el microondas del colegio.
Sigo con mis opciones sin gluten y la verdad es que no sufro demasiado. Tengo muchísimo cuidado de no comprar chatarra para la casa, más bien, estoy comprando muchísima fruta y alternativas saludables como para picotear y para la lonchera de mi Cata.
(*) Estefania Belaunde - Certificada en "Coach de Nutrition Integral" del Instituto de Nutrition Integral de la ciudad de Nueva York, tiene un alto conocimiento en nutrición holística, asesoramiento de salud y prevención. Basada en su propia experiencia, ella trabaja con clientes ayudándolos a hacer cambios graduales en su estilo de vida para mejorar y buscar equilibrio en su salud, eligiendo vías que promuevan resultados reales y duraderos.
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