Empiezo esta semana recontra mal de la pancita porque luego de semanas de no tomar lecha de vaca, se me ocurrió tomarme 2 tazas y por supuesto, mi organismo hizo caput y se encargó de eliminar cualquier resto de esta proteína de mi cuerpo. La leche de vaca me cae recontra mal.
Pero como no todo es malo y como de todo se aprende, esta experiencia, me ha servido para confirmar que la leche es tóxica y que debemos dejar de consumirla por completo. La leche está llena de hormonas, medicamentos (los que les inyectan a las vacas), mercurio y hasta infecciones (pus). Así mismo, hay estudios que indican la relación de muchas enfermedades por el consumo de leche. Por último también está el tema ético y la vida de muchas vaquitas, que como todo ser viviente, siente y sufre por el terrible maltrato que le da la industria de lácteos.
Sí, Eco-Lover, he pecado un montón.
Puedo culpar a las fechas de fin de año, a la publicidad, a los recuerdos de sabores ricos de comida tóxica y procesada o incluso a los antojos. El tema es que sí comí muchas de las cosas que no debía.
Estas son las metas que planteé junto con Estefanía y de las que prácticamente me he zurrado en esta primera semana:
Meta 1, en proceso. Como parte del cronograma de arreglos y organización de mi depa, estamos considerando cambiar a mi Cata al segundo cuarto más grande. Estamos viendo cómo hacer y cuánto vamos a invertir. Mi Casa está bonita, tengo hermosas flores amarillas, un arbolito de navidad bonito y colorido, he hecho mis cábalas, he prendido incienso y he orado mucho. Estamos listos para recibir la Navidad en familia.
Meta 2, sin avances. Las fiestas de fin de año me han tenido ocupada en todo, menos en la lectura.
Meta 3, cumplida. En la última reunión con Estefanía le comenté que quería dejar de usar reloj. Que sentía que de alguna manera el tiempo me controlaba y yo quería controlarlo todo y quería escapar de eso. Tenía la necesidad de soltar y felizmente lo he conseguido. Estas son mis razones: Es un objeto menos al que aferrarse.
Hay relojes en todos lados, principalmente en el celular.
Me he vuelto más flexible en el uso del tiempo. Me guío más por los ritmos internos. No controlo mi tiempo al minuto, como antes, pero siento que controlo más mi vida.
El reloj nunca lo he visto como señal de estatus o de distinción. Ahora siento que lo distinguido, lo llamativo, es poder tener un rato libre con mi familia.
Ahora me siento liberada, relajada y sin estrés.
Meta 4, en proceso. La mayoría de días estoy libre de gluten, pero como ya te he contado antes, Eco-Lover, cuando voy al chifa, este tema de huirle a los tallarines saltados se me complica muchísimo. Igual, sigo lejos de los pansitos, el panetón y las galletitas.
Meta 5, en proceso. Pensé que iba a ser fácil, llevaba algunos meses sin consumir gaseosas, pero durante estos días me provocó una rica gaseosa amarilla, heladita y sí, quise recordar su sabor y sí, me tome un vaso o tal vez dos. No fue gran cosa. No me pareció tan deli como la recordaba, no me quitó la sed, me llenó de gases y lo peor es que luego vino el cargo de conciencia. Tengo que empezar nuevamente de cero, debo evitar las gaseosas.
(*) Estefania Belaunde - Certificada en "Coach de Nutrition Integral" del Instituto de Nutrition Integral de la ciudad de Nueva York, tiene un alto conocimiento en nutrición holística, asesoramiento de salud y prevención. Basada en su propia experiencia, ella trabaja con clientes ayudándolos a hacer cambios graduales en su estilo de vida para mejorar y buscar equilibrio en su salud, eligiendo vías que promuevan resultados reales y duraderos.
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