Hoy quiero contaros la intensa, breve y emotiva historia de una madre y de su bebé, de apenas 19 semanas de vida. Como os imaginaréis, al leer la edad del pequeño al nacer, no logró sobrevivir. Su cuerpo, ínfimo, aún por desarrollar bien y frágil, no pudo resistir más de unos minutos de vida.
Tampoco pareció suficiente,(aunque sobre esto tuvieron sus dudas el equipo médico y los familiares del pequeño) el amor incondicional que Walter recibió de su madre, desde el momento en el que le tuvo entre sus brazos.
A las 19 semanas de vida, el bebé apenas mide 22 centímetros y pesa en torno a los 200 gramos.Por eso Walter pudo ser mimado y protegido tan sólo en la palma de la mano de su madre, sin necesidad, casi, de cogerle con ambos brazos.
Antes de que se produjera lo que se llama 'pérdida gestacional', la mamá, fotógrafo profesional, se encontraba en su lugar de trabajo, radiante y feliz sin sospechar que el saco gestacional de su bebé se había empezado a ver seriamente dañado. La pérdida fue precedida por intensos dolores y contracciones.
Lo realmente increíble de esta historia no es sólamente que la madre decidiera, valientemente, aprovechar esos minutos de vida de su pequeño, acariciándole y besándole dando una muestra inequívoca de amor maternal a todos los médicos y familiares, sino que, decidiera grabarlo en vídeo e inmortalizar con cámara fotográfica, ésos minutos de existencia de su pequeño Walter, para recordarlo por siempre. En ellas, se observa el increíble vínculo entre madre e hijo, y la importancia que el apego y las caricias tiene, hasta en casos que terminan con un desenlace tan fatal como éste.
Os dejo con el vídeo del pequeñín, y de su mamá. Es cierto que se trata de un contenido gráfico tan bello y animal por un lado,como impactante y demoledor para los ojos más sensibles. Vosotras juzgáis...pero en lo que seguro que todos coincidimos, es en el mensaje de esta historia: AMOR, con mayúsculas.
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