Se acerca el momento de pensar en las vacaciones, y cuando tienes niños siempre nos preguntamos, ¿mejor en coche, avión, y viajar en barco? Si te estás planteando estas vacaciones un crucero, te voy a contar nuestra experiencia.
Estas vacaciones de Semana Santa las hemos pasado en Ceuta, y aunque no es lo mismo, era la primera vez en barco para Daniel, toda una aventura, una experiencia y ambientes nuevos y distintos.
El paso del estrecho no es un trayecto largo, y el ferry no tiene la mimas dimensiones que los navieras de cruceros, pero aún así, resultan muy cómodos, pueden moverse por todo el barco, pasear, salir, comer. Además de que el cambio de pañal y aseo se hacen perfectamente. Ya que cuentan con cambiadores en los baños.
Desde bebé pueden viajar en barcos, al igual que en los aviones, en los cruceros que hacen noche te ofrecerán cunas.
Si hablamos de grandes navieras, la mayoría hacen descuentos para niños. Y cuentan con servicio especial para atención de los peques, actividades didácticas, juegos, piscinas… Incluso tienes la posibilidad de contratar una niñera.
¿Y si se marea?, pues mira, en nuestro viaje hizo levante, de fuerza 5, no es mucho, según se mire, mi hijo lo pasó durmiendo, yo aguantando el mareo y las ganas de vomitar… Pero en alta mar, es muy probable que el barco se mueva y en algún momento lo notes.
Lo mejor si se marea es subir a cubierta, es donde menos se aprecia el movimiento del barco, colocar en la frente un paño húmedo y fresco, y si es posible decúbito supino con las piernas en alto, será un mal ratito pero se le pasará.
Muy importante es llevar también algunos juguetes, o juegos, igualmente si es un trayecto corto o vas en crucero, y ni que decir tiene que NUNCA, bajo ningún concepto deben estar solos, los niños son muy curiosos, y pueden caer, o sufrir algún accidente que lamentar, además no olvidemos que son miles de personas las que viajan en crucero, y lo mejor es tener siempre los ojos puestos en nuestros hijos.
Daniel disfrutó mucho, a la ida durmió, como te comenté, pero a la vuelta estaba despierto, y no paraba de corretear por el barco, asomarse por las ventanas…
¡Toda una aventura!