Se acaba el año escolar y pronto recibiremos las libretas de notas (algunos quizá ya las recibieron). Si nuestros hijos tienen problemas académicos, lo más probable es que a estas alturas del partido ya hayamos recibido cartas o comunicados invitándolos a academias de verano, talleres o campamentos académicos que no son más que nombres diferentes (y más bonitos) para el famoso: vacacional.
Como ya todos sabemos esta es una invitación que no se puede rechazar pues, si la asignación jalada es matemáticas o castellano (y en algunos colegios inglés) y el niño no pasa el examen al termino del vacacional, repite de año. Así de simple. De ser otra la asignación, la cosa no es tan grave pero igual el alumno de acercarse a rendir el examen y aprobarlo para pasar de año sin mayores problemas.
Naturalmente, recibir una noticia como esta es un shock terrible tanto para los padres como para el alumno, no importa si ya estábamos al tanto del sufrimiento académico de nuestro hijo (pues, creo que siempre guardamos la esperanza que el progreso sea tal que pueda revertir una situación final tan estresante como el vacacional) más aún cuando las consecuencias pueden ser tan nefastas como repetir el año.
Esta afirmación está avalada por diversos estudios e investigaciones (investigaciones acá) que señalan que el repetir de año trae más consecuencias negativas que positivas. En mi opinión, el fracaso escolar de un niño es una falla estructural en todo el sistema de soporte educacional del mismo. Acá ha fallado principalmente el maestro al no lograr que aprenda y la escuela en no proveer el sistema, ni la estructura para brindar una intervención oportuna al alumno con necesidades. Y en algunos muy pocos casos y en menor medida, los padres o tutores al no proveer un soporte adecuado que permita al alumno reforzar y sostener lo aprendido en clase.
Pero, ojo acá no se trata de buscar culpables. Aunque parezca que lo estoy haciendo, no se trata de eso. Se trata de comprender que el fracaso escolar de un niño, no debe ser considerado como un fracaso individual. Sino, como el fracaso de todo el sistema educativo y de soporte del niño. Y en ese sentido, enfocar nuestra atención en buscar alternativas más positivas y eficientes para el beneficio del alumno. Alternativas que lo nivelen sin dañar su autoestima, sin hacerle más daño emocional. Lo ideal sería trazar un plan personalizado que incluya un seguimiento cercano y que otorgue al alumno los refuerzos necesarios para recuperarse. Este plan debe ser liderado por el maestro y de preferencia mantener al niño en su mismo grado para evitar más frustraciones.
Sin duda, será difícil conseguir un colegio que acepte un plan como el que indico líneas arriba así como va a ser muy difícil, si llegase el momento, tener que tomar la dura decisión de aceptar las recomendaciones y permitir que nuestro hijo/a repita de año, o cambiarlo de colegio y que se mantenga en el mismo grado.
En todo caso, si te encuentras en este duro dilema mi recomendación sería que te informes e investigues sobre las causas del atraso de tu hijo/a pues, sobre todo en niños de primaria, los problemas muchas veces tienen una raíz emocional o de dificultades de aprendizaje y hacerlo repetir de año no le va a dar solución a este problema, sino todo lo contrario, lo agravaría más. Evalúa las alternativas y sobre todo no castigues ni culpes a tu hijo/a. Investiga el motivo de su baja performance y traza un plan de trabajo para el 2020 dónde se ataque de raíz este problema (pues, de no atacarlo seguirá arrastrándolo a lo largo de su vida escolar) y pueda desarrollar su máximo potencial y hacer del 2020 un gran año.