Es muy importante que los padres estén alertas y empoderados a través de información que les ofrezca el pediatra, siendo éste el principal médico tratante de su hijo, para que conozcan cuáles son las secuelas que podrían llegar a alterar el desarrollo del infante como consecuencia de la dificultad durante el embarazo o en su nacimiento.
También ocurre que un bebé que haya nacido a término o sin inconvenientes en la gestación manifieste alteraciones en su desarrollo, por lo que se hace trascendental el seguimiento de los padres desde los primeros meses de vida de su hijo, particularmente los primerizos que no están familiarizados con la evolución esperada en cada una de las etapas de la infancia.
La intuición materna, así como observación de los niños con edades contemporáneas a los de nuestros hijos y con los que comparten diferentes entornos, los datos que reportan familiares, cuidadoras, educadoras en las guarderías, maternales o preescolares, puede servir de guía para detectar algún retraso, comprendiendo que cada bebé va a avanzar a su propio ritmo y no todos alcanzan los hitos esperados en el desarrollo al mismo momento.
Por sutil que nos parezca, si algo nos llama la atención en nuestros bebés con respecto a conductas muy pasivas o activas, el relacionamiento social no adecuado con familiares cercanos, amigos o cuidadores, emociones que son desencadenadas ante algunos estímulos visuales, auditivos o táctiles y son perturbadoras, problemas para alimentarse o comunicarse, retraso en la aparición del lenguaje debemos acudir prontamente con especialistas para que logren detectar si estamos o no frente a retrasos en el desarrollo infantil.
La primera consulta para plantear estas inquietudes debería que ser con el pediatra, no obstante si nos indica que demos un chance, hemos esperado un período de tiempo y no notamos avances, un neuropediatra puede ser una muy buena opción para abordar estos temas y evaluarlos, con el propósito de generar una intervención temprana que se realizará por un grupo multidisciplinario de especialistas en diversas áreas, quienes determinarán las acciones individualizadas más efectivas a realizar. Para encontrar respuestas, algunos padres visitarán a varios especialistas para comprender qué tiene su hijo y cómo lograrán ayudarle, haciéndose vital no rendirse en la búsqueda de un diagnóstico.
En los primeros meses y años de vida se tienen mayores oportunidades para aprovechar al máximo los estímulos y actividades dirigidas por especialistas, que estén orientadas a optimizar el avance en algunas de las funciones básicas del organismo, especialmente las neurológicas y psicomotrices. Si nuestro hijo llega a requerir terapias, eso no quiere denotar en todos los casos que tiene una condición que no podrá superar más adelante y ese es un tema sensible, porque ninguna mamá o papá estamos preparados para concientizar inicialmente los retrasos en el desarrollo de nuestros hijos.
Por todo lo compartido, es clave entender que mientras más se postergue la detección, atención e intervención temprana multidisciplinaria en los retrasos o alteraciones en el desarrollo infantil, estaremos perdiendo un tiempo valiosísimo que puede representar una mejor calidad de vida presente y futura para nuestros niños.
Fuente: Lislet Núñez
Lislet es directora y editora de Mischiquiticos.com, madre de dos niños, su hijo mayor con trastornos en el desarrollo no especificado. Es especialista en Recursos Humanos, con Diplomado en Coaching para la Discapacidad, cursando en la actualidad un Diplomado en Alteraciones en el Desarrollo Infantil y Juvenil. En redes sociales puedes seguir en twitter, instagram y facebook por @webchiquiticos.
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