Inmediatamente pensé en el sitio de lectura de mis Peques. Se creó sólo, intuitivamente, ¿cómo?
Pues necesitábamos un sitio para colocar los libros y no quería que se viesen colocados desde la entrada al dormitorio de las Peques, más que nada porque tenía claro que ordenado, lo que se dice ordenado, no iba a estar nunca, así que mejor que no se viese a primera vista.
Medimos los espacios, buscamos, buscamos y encontramos un mueble chiquitillo para poner al final de la cama, que no desentonaba y servía también de repisa. ¡¡Fenomenal!!
Pusimos los libros, así quedó la cosa.
Un día recogiendo, puse al lado de la estantería de los libros, para que tampoco se viese al entrar en el cuarto, unos cuadrados que forman un puzzle gigante, con letras que se desmontan.
Cuando la Peque Grande llegó a casa entró en el cuarto, buscó un libro y se sentó sobre los cuadrados del puzzle, a modo de banquito.
Ahora todos los niños que vienen a casa se sientan y leen en este rinconcito. Incluso la Pequeñita, de menos de dos años, se sienta y abre sus libros allí.
Un libro es un Tesoro, un rincón para leer es como un cofre de los tesoros.
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Hay muchos más Cofres de los tesoros en #diariodeco de Acotío Decó y os enlazo con ellos para que podáis descubrirlos.
Propongo como tema #diariodeco para el mes de febrero "Ilusiones".