Esto de educar a los niños y mantener la calma al mismo tiempo es muy difícil. Ya os he comentado alguna vez que hasta que mi hija mayor cumplió los 2 años, yo era la mejor madre del mundo. Me poseía a diario el espíritu de la “perfecta parvulária”: paciente, creativa, cantarina, … Y con las dos palabras mágicas a modo de grito eufórico: ¡FENOMENAL! y ¡FATAL!, educaba sin problemas a la buena de Rocío. Luego me quedé embarazada de Nico y las hormonas y el cansancio le ganaban la batalla a mi paciencia y empecé a convertirme en una “bruja gritona”.
Yo creo que mi hija no entendía por qué su mamá pasaba de ser la más cariñosa del mundo al ogro que le sacaba de un grito de la habitación cuando tenía medio dormido a Nico y ella aparecía “molestando”para preguntarme cualquier cosilla.
Y esto es como el eslogan de las Pringles, cuando haces pop ya no hay stop. Una vez empiezas es muy difícil parar.
¿En qué consiste el reto del Rinoceronte Naranja?
Pues parece ser que no soy la única madre-gritona del mundo. Al parecer una americana, mamá de 4 niños, también le pasaba. Pero un día se hizo la siguiente autocrítica: ¿por qué grito a mis hijos en casa y sin embargo cuando estoy fuera me esfuerzo por ser una madre cariñosa y no gritarles? ¿por qué es más importante lo que piensen los extraños que mis propios hijos de mi? recapacitó y decidió proponerse un reto. 365 días sin gritar a sus hijos. ¿Fácil?, no lo creo.
Ahora esta americana, creadora del reto el rinoceronte naranja lleva 2 años sin gritar a sus hijos y su vida familiar ha cambiado considerablemente.
El reto es realmente difícil, llega un momento que somos de grito fácil. Llevas 2 horas calmada intentando controlar la situación y de repente en la más mínima tontería ¡zasss! grito. Pero como tú hay más madres (6.400 para ser exactos), así que se ha creado un grupo de Facebook para compartir y ayudarse mutuamente a conseguir el reto.
-Pincha aquí si quieres informarte más sobre el reto-
¿Qué espero conseguir yo con el reto del Rinoceronte Naranja?
Pues para empezar autocontrol. Si les pido a mis hijos que tengan autocontrol en la vida, ¿cómo no voy a exigirme yo lo mismo?
Que aprendan con el ejemplo. A veces oigo a los niños enfadados hablarse entre ellos como yo les hablo cuando les regaño. Y no me gusta nada. Yo simple les digo “hablaros con cariño, por favor”, pero por dentro estoy pensando: esto lo han aprendido de ti, así que poco les puedes recriminar.
Mejor ambiente familiar. Muchas veces no es solo el grito, es el “tonito de la frase” lo peor. Hay que cambiar esto ya.
¿Conseguiré el reto?
Pues lo he intentado este fin de semana y he fallado varias veces, en la noche es cuando más fallo. Pero voy a poner todo de mi parte para lograrlo y compartiré con vosotros como va mi evolución semanalmente.
Lo único que puedo sacar de esto es algo positivo, así que no tengo nada que perder.
Y tú, ¿te unes al reto?
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