El estrés II

Este post es la continuación del tema del estrés. Aquí encontrareis datos curiosos acerca a que es debido el estrés.
1.1 EL ESTRÉS COMO RESPUESTA
Para conocer el verdadero significado del término estrés es necesario conocer algunos apuntes históricos en el desarrollo del mismo.
La palabra estrés, en castellano, deriva de la palabra inglesa stress (tensión) que en la Edad Media ya se utilizaba para denominar experiencias adversas como el sufrimiento, las dificultades o la aflicción.
Durante el siglo XIX, la palabra estrés se utiliza en el campo de la medicina como antecedente, en numerosos casos, de la pérdida de la salud. Más adelante este término comienza a ser adoptado por la biología y la psicología ayudando de este modo al desarrollo de las teorías sobre el estrés.
            Es importante tener en cuenta el estrés desde el punto de vista fisiológico y psicológico ya que en el ser humano biología y psicología van indefectiblemente unidas, existe un “diálogo” mente-cuerpo, una conexión armónica entre ambos debido a la cual cuando se producen conflictos o daños en uno de ellos el otro también sufre las consecuencias.
En la línea de la fisiología, debemos atribuirle al fisiólogo Hans Selye, la creación de la primera teoría sobre el Síndrome del Estrés. Éste descubrió que existían una serie de síntomas comunes entre sus pacientes a pesar de tener diferentes enfermedades o afecciones. A este conjunto de manifestaciones similares los denominó Síndrome de Estrés o Síndrome General de Adaptación.
De este modo, a las circunstancias o demandas del ambiente Seyle las denominó estímulos agresores y consideró el estrés como un conjunto de reacciones orgánicas y de procesos originados como respuesta a esa demanda.
El estrés, desde este punto de vista, es entendido como el intento generalizado del organismo por defenderse de algún agente físico (ej. traumatismo) o psicológico (ej. emoción).
            El Síndrome General de Adaptación es un proceso que según el autor implica tres fases diferenciadas:
      La fase de alarma constituye el aviso de la aparición de algún agente estresante para el que no se está adaptado. Inicialmente el organismo hace una “llamada” a sus fuerzas defensivas. Esta fase de alarma se compone de dos partes:

En primer lugar, el choque, aparecen las reacciones fisiológicas como taquicardia, pérdida del tono muscular, disminución de la temperatura y de la presión sanguínea. Otras reacciones primarias de defensa son la descarga de adrenalina, corticotrofina y corticoides. Éstas descargas se harán más intensas en el contrachoque, que consiste en una reacción de rebote (defensa contra el choque) en la que se movilizan las defensas mediante un agrandamiento de la corteza suprarrenal, una involución. Una persona que se encuentra bajo un estado maníaco rápida del sistema timo-linfático y más signos opuestos a los de la fase de choque: hipertensión, hiperglucemia, diuresis, aumento de la temperatura corporal, etc. Una vez que el individuo ha percibido la situación debe hacerle frente y resolverla.
La respuesta de alarma a una situación de emergencia, a corto plazo es adaptativa, pero en la actualidad las personas se ven expuestas de forma prolongada al estrés que no requieren acción física, por ello muchas enfermedades asociadas al estrés agudo corresponden a esta fase de reacción de alarma (Sandín, 1996).
      La fase de resistencia, se caracteriza por la extensión de la respuesta de estrés más allá que la anterior. Consiste en el esfuerzo que realiza el organismo por adaptarse al estresor, consiguiendo una mejora y desaparición de los síntomas y como consecuencia, una menor resistencia a otros estímulos.
En esta fase desaparecen la mayoría de los cambios morfológicos y bioquímicos de la anterior, y en algunos casos se invierten.
El resultado de una resistencia prolongada al estrés da aparición de una serie de enfermedades como úlceras, colitis ulcerosas, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, hipertiroidismo… Además esta resistencia produce cambios en el sistema inmunológico que favorece la aparición de infecciones.
      Fase de agotamiento, es la fase a la que se llega cuando la capacidad de resistencia disminuye. El organismo expuesto continuamente a un agresor va perdiendo paulatinamente la adaptación adquirida en la fase de resistencia y puede volver a sufrir los síntomas característicos de la fase de alarma.
Es importante conocer el SGA, debido a que es igual para todas las especies, cualquier ser vivo que se ve expuesto a un estímulo amenazante reacciona de la forma que se ha descrito.
            En la teoría de Selye existen dos formas de esfuerzo o reacción a las demandas situacionales, el estrés positivo, donde la persona resolvería la situación estresante durante la fase de resistencia (la activación que se produce permite alcanzar resultados positivos), y el estrés negativo, donde la persona da una respuesta de adaptación errónea lo que conlleva un fracaso adaptativo y llegaría en ese caso a la fase de agotamiento.
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