Mi señor esposo y yo estuvimos esperando el momento oportuno para tener el segundo hijo y cuando por fin llegó, según me quedé embarazada mi empresa decidió cerrar y nos fuimos a la calle todos.
Cada vez que lo comento con alguien siempre se encargan de recordarme lo afortunada que soy porque bueno, al menos podré descansar en la recta final del embarazo y me vendrá bien…
Estaría guay si no fuese porque siento que es totalmente al revés.
En mi anterior embarazo estuve trabajando hasta 15 días antes de salir de cuentas, me sentía bien y mi trabajo me lo permitía puesto que soy diseñadora y salvo el ir y venir en transporte público no tenía que hacer ningún esfuerzo físico. Sin embargo ahora no paro de hacer cosas de la casa, llevar y traer a mi hija de la guardería y todos los recados que antes hacíamos por la tarde y ya aprovechó yo y los dejo hechos.
Sinceramente, no me gusta. La vida de casa no está hecha para mí.
Al principio pensé que podría tener más tiempo para mí, que me cuidaría más, que usaría más el tiempo para estar con mi hija, que le dedicaría más tiempo al blog… y la realidad ha resultado ser bien distinta.
Me levanto por las mañanas, me encargo de mi pulga, me la llevo a la guarde y cuando llego a casa tengo un sinfín de cosas por hacer.
Cuando ya las he hecho, me pongo a hacer la comida y con todo lo que ensucio de nuevo, parece que no hubiera hecho nada en toda la mañana. Como y me vuelvo a ir a recogerla. Ni enciendo el ordenador.
Nada que no sepa cualquier persona que esté o haya estado en casa. ¿Cuál es entonces la diferencia?
La diferencia es que estoy embarazada y en paro, lo que implica que no puedo buscar trabajo porque no me va a contratar nadie con semejante tripón y la correspondiente baja posterior.
Esto hace que sienta que vivo en un día de la marmota que lejos de tener un fin cercano, sólo irá “a peor”.
La situación cambiará, sí, pero porque llegará un bebé que exigirá toda mi atención y ni siquiera haré esas tareas de la casa que hacen que al menos me sienta útil aquí y cuando sea el momento de ponerme a buscar trabajo de nuevo no creo que vaya a tener muchas ganas de dejar al cachorro por ir a un trabajo nuevo en el que no podré exigir nada ni esperar concesiones especiales porque acabaré de empezar.
Pero bueno, al menos doy las gracias de que mi señor esposo está trabajando y yo tengo un paro que cobrar, que mucha gente no puede decir lo mismo…
Y hasta aquí mi momento quejismo, pero el blog es mío y para eso lo uso xD
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