Estamos embarazados

Después de intentarlo durante algunos meses, parece que los astros se alinearon y por fin teníamos motivos para hacernos el test de embarazo.

Cuando fuimos a la farmacia a comprarlo, el farmacéutico nos dijo: "Fijaos bien, porque si se colorean las dos líneas, aunque sea muy clarito, seguramente será positivo".
Nos fuimos corriendo a casa, lo hicimos y nos quedamos plantados con el aparatito sobre el mueble del baño preparados para esperar pacientemente los 3 minutos que marcan las instrucciones... No fue necesario esperar tanto... En pocos segundos aquello empezó a ponerse morado como si lo hubiéramos pintado directamente con un rotulador.
Así que ya era una realidad, ¡Estábamos embarazados!



De repente nos inundó una oleada de sentimientos, alegría, dudas, miedo, esperanza....

Superpapi estaba loco de contento... y yo también. Sin embargo, aunque siempre me he considerado una persona decidida, entonces me encontré invadida por las dudas y los miedos, tanto, que Superpapi quería gritarlo a los cuatro vientos y yo no quería que lo supiera nadie, por si acaso, hasta que no pasara un tiempo prudencial. Por eso teníamos que mordernos la lengua cuando estábamos con nuestras familias.

De este modo, empezamos nuestra aventura, empapándonos de documentales sobre el tema (la colección En el vientre materno es muy recomendable, y el documental Bebés es especial, desprende una ternura que no se puede explicar).

Esperamos y esperamos. Superpapi se mordía las uñas por no poder contarlo... por eso y por los nervios, claro. Y yo me las mordía por la preocupación de que todo saliera bien.
Cuando por fin lo dijimos, comenzaron las felicitaciones, los abrazos, las anécdotas, los consejos, etc. Mi mejor amiga me dijo un día: "Ya verás, cuando empieces a notarlo, las primeras veces parecen gases, pero en realidad es el bebé, que se está moviendo, jeje".

Y tenía razón. Me acordé de ella inmediatamente.

Estaba tumbada en la cama, y me giré para recostarme sobre el otro lado. De repente, sentí como si unas burbujitas se movieran cruzando mi abdomen de parte a parte, y a partir de ese momento fui totalmente consciente de que sí, efectivamente era cierto, tenía un ser vivo dentro de mí.

Se estaba creando una vida completa en mi interior.
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