Recuerdo con todo lujo de detalles tu llegada a este mundo, como nos fuimos tu padre y yo al hospital a que nos hicieran un poco de caso, esos monitores en los que yo sabía que a ti cada contracción ya te causaba sufrimiento, esa entrada en quirófano, muerta de miedo (y frío), el dolor de la sonda y la vía, el calor en las piernas al ponerme la epidural, ese anestesista tan símpatico y cariñoso que me calmaba y me iba explicando todo lo que hacían en mi cuerpo para sacarte de mis entrañas, ese ES PRECIOSA de la pediatra al cogerte, el oírte llorar y yo llorar a tu vez, el primer beso en quirófano, donde me pusieron las gafas para verte mejor, el momento de coserme que se me hizo eterno y el momento de tenerte en mi brazos por fin, no pasó mas de media hora, y ya no me separé de ti.
Ver a mi madre darte tu primer biberón, ver a papá cambiarte el pañal y acunarte, verte dormir en mi pecho… ese olor, tan especial!
Me parece mentira que ya haya pasado un año de todo eso, verte avanzar, con felicidad y salud, para mí ha sido maravilloso!
Ahora entramos en otra etapa, divertida y agotadora a partes iguales! Pero pienso disfrutar de cada progreso tuyo.
Gracias por redescubrirme el mundo a través de tus ojos, por enseñarme lo que realmente importa.
Gracias por haberme elegido para ser tu madre, te amo.