Con esto me refiero a que mi marido, por trabajo, ha estado ausente demasiadas horas al día o incluso había semanas en las que no estaba en casa ni para dormir. No voy a negaros que ha sido duro, más que nada porque verte sola con un bebé las 24 horas del día es agotador.
Por suerte he contado con la ayuda incondicional de los abuelos, que la cuidaban si tenía algo que hacer o incluso si necesitaba un ratito para mí. Pero reconozco que no me gusta dejar a mi hija, por muy bien cuidada que vaya a estar, en manos de otras personas para yo tomar el aire, pero a veces es necesario, te recarga las pilas y vuelves con una sonrisa a cuidar a tu retoño.
En este año me ha tocado dormir, alimentar, pasear, bañar, consolar y todo lo que conlleva tener un bebé yo sola. Y mi conclusión es que llevarlo en solitario es duro, muy duro.
Por eso y aunque no sea exactamente igual a ser madre soltera (por elección o no) quiero decirle a esas madres que tienen que tirar hacia delante con sus hijos sin la ayuda del padre que sois unas campeonas, que tenéis mas fuerza de la que creéis y que os admiro.