Mi compañera me contaba cómo un día llegó al médico con su bebé, ambos envueltos en 'mil capas', cuando tan sólo era ella quién estaba constipada . Sin embargo, había 'sobre-vestido' igual al niño. El médico reprendió suavemente su actitud pero confesándole, que era algo de lo más normal entre sus pacientes: si tienen frío o calor, creen que sus hijos tienen la misma temperatura corporal. Y con el hambre, la sed o el cansancio pasa lo mismo.
Se trata de un error muy común, pero que hay que evitar.
Lo cierto es que, a pesar de los vínculos evidentes e indestructibles que os unen a tí y a tu hijo, no sois seres idénticos, con las mismas necesidades e impresiones. Los expertos recomiendan dejar que los niños lleven su propio ritmo. Analizar sus inquietudes y necesidades de manera independiente a las nuestras, pues, en el fondo, para bien o para mal y le pese a quien le pese, los niños son seres independientes y diferentes a nosotros, mucho más de lo que muchos papás querrían...
¿Os reconocéis un poco en este post?