Fuente: www.etapainfantil.com
La crianza de un niño tiene una enorme repercusión en su desarrollo emocional, social y físico.
Por lo general se tiende a criar como uno ha sido criado o justo todo lo contrario, al menos que seamos conscientes de qué estamos haciendo y por qué lo hacemos.
Diana Baumrind, psicóloga clínica y evolutiva estadounidense, estudió los efectos de diferentes tipos de crianza a través de la observación de niños en edad preescolar, y destacó tres estilos de crianza: autoritario, democrático y permisivo. Y años más tarde se añadió un cuarto estilo: negligente o no involucrado.
Y si cada estilo tiene sus consecuencias, el artículo “7 Errores en la crianza que impiden a los niños llegar a ser exitosos” destaca siete situaciones que me han parecido muy interesantes a tener en cuenta.
Veamos cuáles son las principales características de los 4 estilos de crianza y los 7 errores a evitar:
El artículo“La influencia del estilo de crianza en el desarrollo infantil” señala que en las investigaciones de Diana Baumrid se destacan dos elementos básicos que ayudan a la crianza exitosa en los hijos: la capacidad de respuesta de los padres y la exigencia de éstos hacia sus hijos.
Y los estilos serían los siguientes:
Estilo democrático
Éste estilo de crianza es el más exitoso para los niños debido a su alto grado de implicación y a sus equilibrados niveles de control. Los padres democráticos proporcionan expectativas, normas y límites realistas y coherentes por lo que las consecuencias serán justas y naturales. Las consecuencias naturales son aquellas que se producen como resultado natural de la conducta del niño o por la falta de un comportamiento (como no estudiar para un examen o toca una estufa y quemarse ante los avisos de que no debe hacerlo
Son padres afectuosos que escuchan y respetan el punto de vista de sus hijos y les ofrecen oportunidades para ser independientes. Hay normas y razones de que estén puestas, pero también son flexibles ante los límites y pueden hacer excepciones. Los niños tienen un buen desarrollo con las siguientes características: seguridad, buena autoestima, seguridad en sí mismo y asertividad.
Estilo autoritario
En este estilo los padres quieren que los niños obedezcan sin rechistar, son estrictos y controladores ante cualquier aspecto de la vida de sus hijos. Establecen normas rígidas con grandes consecuencias. Los niños que crecen bajo este estilo se vuelven ansiosos y tienen problemas de autoestima y de comportamiento. Características de los niños bajo este estilo de crianza: timidez, inseguridad, frustración, dependencia y rebeldía.
Estilo permisivo
En este estilo de crianza los padres son amorosos con sus hijos pero no les ponen normas ni límites. Son indulgentes, no utilizan el castigo y permiten que sus hijos tomen sus decisiones sin su guía y sin importar las consecuencias. Intentan ser amigos en lugar de padres mostrando poco control en la vida de los hijos. Los niños criados bajo este estilo de crianza presentan las siguientes características en su desarrollo: carecen de autodisciplina, pueden tener comportamiento de riesgos, impulsivos, comportamiento disruptivo, desinterés, ansiedad o baja autoestima.
Estilo negligente
Estos padres no están involucrados en la vida de sus hijos, no responden a sus necesidades. Puede ocurrir por una depresión por parte de los padres, por drogodependencia u otros factores como los padres adictos al trabajo. Es una forma de abandono. Los niños criados en este estilo suelen retirarse emocionalmente, tienen miedo y ansiedad. También presentas las siguientes características: baja autoestima, bajo rendimiento escolar, comportamientos de riesgo, sentimientos de soledad, depresión infantil o comportamientos agresivos.
En el artículo “La teoría de Baumrind de estilos de crianza” se señala que Baumrid era consciente del aspecto cultural en la crianza de un niño, y ella observó a niños en EEUU en edad preescolar porque en esta edad es poco probable que estén alteradas sus reacciones genuinas e instintivas. Y cuenta que, “observó tres grupos de niños en edad preescolar. Los preescolares desconfiados e infelices tenían padres controladores y poco afectuosos. Los preescolares autosuficientes y felices tenían padres exigentes pero comunicativos. Los inmaduros y dependientes tenían padres cálidos que no fijaban límites. Sobre esta base, Baumrid desarrolló los estilos de crianza autoritarios, democrático y permisivo. Y veamos cuáles son los errores típicos según Tim Elmore que cometen los padres y que van a dificultar el éxito personal y profesional de sus hijos, según cuenta el artículo “7 Errores en la crianza que impiden a los niños llegar a ser exitosos”
1. No permitir a los hijos tomar riesgos
Vivimos en un mundo lleno de peligros a cada paso, eso es un hecho. El lema la seguridad ante todo refuerza nuestro miedo a perder a nuestros hijos y por eso los rodeamos de cuidados en todo aspecto. Psicólogos europeos descubrieron que si los niños no juegan en la calle, si nunca se han caído y raspado las rodillas, es de esperar que en la vida adulta sufran de fobias.
Los niños deben caerse varias veces para entender que eso es algo normal. Los adolescentes deben tener conflictos con sus compañeros y vivir el primer amor para adquirir estabilidad emocional, sin la que es imposible entablar relaciones interpersonales de calidad y larga duración en el futuro.
Eliminar el riesgo en la vida de los niños puede dar origen a la arrogancia, la insolencia y la baja autoestima en su adultez.
2. Correr en su ayuda demasiado pronto
La generación de jóvenes de hoy no desarrolló algunas habilidades que eran inherentes en los niños de hace 30 años. Cuando corremos a ayudar a nuestros hijos demasiado pronto y los rodeamos de cuidado excesivo, les quitamos la posibilidad de buscar por si mismos la salida de las situaciones difíciles.
Tarde o temprano los niños se acostumbran a que alguien los salve siempre: Si yo cometo un error o no cumplo mi meta los adultos lo arreglarán y no habrá consecuencias. Aunque en el mundo real de los adultos las cosas pasan de una manera completamente diferente.
Si eso ocurre, tus hijos podrían no ser aptos para la vida adulta. .
3. Entusiasmarse muy pronto
El movimiento para la mejora en la autoestima empezó ya en la generación de los así llamados Baby-Boomers (aquellos nacidos entre 1946 y 1964) y para los años 80 estaba en auge en las escuelas. La regla de Cada niño recibe su trofeo le permite al niño sentirse especial, pero las investigaciones de psicólogos modernos muestran que ese método de estimulación tiene consecuencias imprevistas.
Al cabo de algún tiempo el niño se da cuenta que las únicas personas que piensan que él es fabuloso son mamá y papá, pero no los demás y comienza a dudar de la objetividad de los padres. Por supuesto que le gusta escuchar elogios pero entiende que a fin de cuentas no tienen nada que ver con la realidad.
Con el tiempo, un niño así aprende a hacer trampa, exagerar y mentir para eludir alguna verdad incómoda, por eso no estará preparado para afrontar las dificultades en su vida de manera adecuada.
4. Permitir que la sensación de culpa reemplace el buen comportamiento
Tu hijo no necesariamente debe amarte cada minuto. En su vida él o ella tendrá que superar muchas adversidades, y el ser mimado puede impedirle hacerlo; por eso no hay nada de malo en decirle no y ahora no para que aprenda a luchar por lo que quiere y lo que necesita. Si en la familia hay varios niños con mucha frecuencia los padres piensan que no es justo premiar a uno y no a los demás, Pero premiarlos a todos siempre es imposible, adicionalmente al hacerlo perdemos la oportunidad de mostrarles que las recompensas son el fruto del esfuerzo y las buenas acciones.
Piénsalo dos veces antes de premiar a los niños con regalos y paseos al centro comercial. Si la relación con tus hijos está basada únicamente en estímulos materiales, ellos no van a sentir ninguna motivación interna ni amor incondicional.
5. No contarles a los hijos los errores de nuestro pasado
Llegará el día cuando un adolescente normal quiera abrir sus alas: cometer sus propios errores y el adulto deberá permitirle hacer eso. Eso no significa no orientar a los hijos en situaciones y cosas que desconocen. Cuéntales a tus hijos qué errores cometiste cuando tenías su edad, pero evita las exageraciones con respecto a temas como el tabaquismo, el alcohol y los narcóticos, aunque parezca mentira, eso hace que tu mensaje sea más contundente que un sermón constante.
Los hijos deben estar preparados para enfrentar situaciones desagradables y ser responsables de sus actos.
Cuéntales qué sentías cuando tú mismo te enfrentaste a situaciones parecidas, cómo reaccionaste y qué aprendiste de eso.
6. Confundir intelecto con madurez
El intelecto es usado con mucha frecuencia como medida de madurez en un niño y como resultado los padres suponen que su hijo o hija está preparado para el mundo real. Eso no es así. Algunos deportistas profesionales, y jóvenes estrellas de Hollywood, por ejemplo, poseen un gran talento pero aun así son centro de escándalos públicos. No pienses que tu hijo tiene talento para todo.
No existe la edad mágica de la madurez o un manual acerca de cuándo es un buen momento para dar al niño libertad en esto o lo otro.
Pero hay una regla muy buena: Observa a otros niños de la misma edad de tu hijo. Si te das cuenta que ellos son más autónomos, significa que tú puedes ser quien esté frenando el desarrollo de su independencia.
7. No aplicar lo que se predica
Como padre o madre debes llevar un estilo de vida modelo: una vida tal como el que quieres para tus hijos. En este momento el líder de la familia eres tú, un ejemplo a seguir, por eso debes respetar las normas de convivencia y de comportamiento. Cuida tus actos, incluso los más pequeños porque tus hijos te están observando.
Si no actúas de acuerdo a las normas tus hijos van a saber que no tiene nada de malo si ellos hacen lo mismo. Muestra a tus niños qué significa ser íntegro, e inculca en ellos el ayudar a los demás: ayuda tú mismo a los demás. Deja los lugares mejor que como los encontraste, y tus hijos harán lo mismo; saluda al llegar y despídete al salir y tus hijos lo repetirán.
Pues a disfrutar la crianza del niño o de la niña, y a evitar errores en la medida de lo posible.
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