La labor de disciplinar es fácil cuando los niños son dóciles pero se complica sobremanera cuando los niños son algo más inquietos, curiosos, cuando tiene personalidades arrolladoras o en aquellas etapas difíciles del desarrollo.
En estos casos con mayor razón debemos ser más correctos con las técnicas de disciplina que utilicemos como padres sean las adecuadas.
Estos son los 10 errores más comunes que comenten los padres cuando tratan de corregir a sus hijos y lograr su cooperación, mantenerlos seguros o enseñarles a que se comporten bien.
1. Repetir demasiado Repetir algo muchas veces no va a lograr que los niños entiendan mejor el mensaje, muy por el contrario estará criando niños que se convertirán en sordos a su cantaleta. Los niños aprenden más de las acciones respetuosas que de sus palabras repetitivas, así que indique una vez o máximo dos y a continuación haga algo al respecto.
2. Gritar para ser escuchado Es mejor hablar más bajo para llamar la atención de los niños que alzar la voz.
3. Establecer límites y normas demasiado tarde Poner las normas de juego varios días o semanas después que una nueva situación u objeto es introducido (por ejemplo, los niños reciben un nuevo celular o los adolescentes empiezan a salir solos de noche), y repentinamente ellos ven como usted empieza a limitar o quitar libertades.
Por este motivo establezca primero los límites o reglas del juego antes de generar un cambio como los antes mencionados para evitar que tenga que pagar por las consecuencias más tarde.
4. No establecer límites Definir bien los límites, reglas, normas y expectativas enseña a los niños lo que se espera de ellos, a los niños les encantan las normas aunque también les gusta desafiarlas es una forma de probar cuanto los quieren, ellos necesitan una columna vertebral firme.
5. Pasar por alto los errores Hacerse el de la vista gorda, omitir malos comportamientos, o distraerse haciendo otras actividades sin importar lo que los niños hacen son comportamientos que lo desautorizan frente a sus hijos y les demuestran que a usted ellos no le interesan.
6. Castigos demasiado duros “Estas castigado por un mes señor de 6 años”, es algo exagerado por una falta que quizás no sea tan grave, además que trae resentimiento y confusión, siga la regla de las 3R de la disciplina: respetuosa, razonable y relacionada con el comportamiento a modelar, no se puede ir demasiado lejos con las consecuencias de un mal comportamiento.
7. Imponer castigos o consecuencias cuando usted todavía está enojado Seamos francos usted no es nada racional cuanto esta bajo los efectos de la ira y los más probable es que ellos terminen siendo sus víctimas, calmarse o esperar a que la ira pase hará la diferencia a la hora de imponer la disciplina.
8. Mezclar disciplina con el diálogo. Esta combinación no resulta muy efectiva, ya que puede enviar mensajes contradictorios, si un niño se porta inadecuadamente, maneje esa situación e imponga el castigo apropiado.
Si sospecha que algo anda mal, hable con él a solas en un momento en especial, mantenga estas dos acciones por separado para mayor efectividad.
9. Aplazar y delegar la disciplina al preescolar o la escuela Esto es una vía facilista y les enseña a los niños que usted no tiene autoridad real. Usted debe tener la confianza suficiente para ser la autoridad y no delegar en los demás lo que es responsabilidad suya.
10. El padre es siempre el malo de la película o en algunos casos la madre Es difícil divertirse si uno es el policía todo el tiempo, si en un hogar están los dos padres la disciplina es cuestión de ambos y cada uno debe tomar alternativamente la función de disciplinar cuando corresponda.
Si este rol le corresponde a uno solo, este debe tomar el papel cuando corresponda, sin que este sea su único rol en la crianza.
Nadie es perfecto y todos cometemos errores y sobre todo en temas tan delicados como lo es disciplinar a los niños.
El cansancio, la emoción y la falta de habilidad o experiencia pueden ser obstáculos en la efectividad de dicha labor.
Ser mejores padres implica un cambio, la erradicación de algunas viejas costumbres y su sustitución por nuevas formas de pensar y actuar más eficaces para educar a los hijos.
Una alternativa es la Disciplina Positiva, la cual es una metodología basada en la teoría de Alfred Adler y Rudolf Dreikurs. El Dr. Adler en 1920 introdujo la idea de educar a los padres para la crianza de los hijos y abogó por un mejor trato a los niños basado en el respeto mutuo. En sus investigaciones descubrió que los niños que no tenían límites o eran sobreprotegidos tenían problemas de comportamiento. Dreikurs y Adler se refirieron a este enfoque como crianza democrática.
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