En Reflexiones más que Lúdicas queremos empezar el año con un relato de nuestra amiga Carmen Alba, una persona de lo más creativa que se puede encontrar una en la vida. Se trata de un pequeño aperitivo de cómo el canal de aprendizaje condiciona los resultados. A nosotras no ha encantado, como todas sus historias. ¡Esperamos que también a vosotros/as!
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El siguiente relato recoge una experiencia real de un chico que, a pesar de esforzarse intensamente durante el curso académico, su tenacidad no se veía recompensada con los resultados.
- Tres, dijo Theo con un hilo de voz.
- ¿Tres qué?, respondió su madre intuyendo la respuesta.
- Me han quedado tres asignaturas, musitó.
De nuevo cabizbajo, la voz temblorosa y las manos sudadas.
Un trimestre más las mismas decepcionantes noticias. La realidad tozuda seguía ensañándose con un chico como Theo. Lector voraz, curioso indómito, apasionado de los descubrimientos y el conocimiento, volvía a estrellarse contra un muro infranqueable, el de la lógica de las evaluaciones.
Los resultados no se correspondían con el esfuerzo diario, ni con la disciplina cotidiana, ni siquiera era cuestión de motivación. Ni él, ni sus profesores, ni su familia tenían respuesta para aquella incógnita indescifrable de los suspensos. No dejaban de preguntarse cómo nada parecía ser suficiente para superar aquellas pruebas previsibles.
Una tarde, la víspera de la noche de reyes, recibieron una visita inesperada. La tía Úrsula, una especie de pariente que nadie recordaba de quién era familia, se presentó sin previo aviso. Su última visita coincidió con el día que nació Theo. Aquel día depositó bajo la cuna una cajita de madera que nadie abrió.
Cada una de sus apariciones era como la llegada de una troupe circense. Porteaba un bolso enorme, cargado de maravillas. De su interior surgían objetos tan singulares como un trombón, saquitos de arena de los desiertos, gruesos libros escritos en lenguas olvidadas, máquinas de fotografiar antiguas, lápices de colores nunca vistos.
Después de los besos de bienvenida se acercó delicadamente a Theo, que permanecía sentado con la cara enrojecida hundida en un libro de ejercicios que le parecía un laberinto sin salida.
- Cariño, ¿es aquella la cajita que te regalé el día que naciste?, le dijo mientras señalaba la estantería.
La alcanzó y la abrió. En su interior había doblado un dibujo premonitorio. Theo delante de una pared recubierta de dibujos y palabras.
- Querido Theo, cada ser humano tiene, como mínimo, una manera de aprender que resulta fácil y empuja suavemente a saber más. Tan suavemente como la brisa consigue mover las hojas que caen de los árboles. No importa si parece extraña y estrafalaria. Esa manera es la llave que te abrirá la puerta de los aprendizajes. Sé que eres estudioso y disciplinado, pero quizás estás intentando abrir con una llave que no encaja contigo.
Cada ser humano tiene, como mínimo, una manera de aprender que resulta fácil y empuja suavemente...
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La tía Úrsula sacó de su bolsa una gran carpeta. En su interior, clasificadas, descansaban decenas de hojas escritas con los textos que Theo estaba intentando aprender. Las colgó en la pared, a la altura de los ojos del chico. Lo cogió de la mano y lo invitó a levantarse.
- Intenta leer estos textos moviendo las manos y el cuerpo, como si fueses un actor que estuviese representado una obra de teatro.
Theo no entendía bien lo que estaba oyendo, pero confiaba en la tía Úrsula. Había algo en su tono de voz, o quizás en su mirada, o tal vez en cómo sonreía, que le empujaba a hacer aquello que le pedía.
Empezó a mover las manos y el cuerpo. Sin darse cuenta, su voz fluía alegre, confiada, sin tartamudear ni frente a las palabras difíciles.
Fue así como Theo descubrió que al menos había una manera sencilla, que entendía, de cómo aprender a aprender.
La observación cuidadosa, y sin prejuicios, de las niñas y los niños puede ayudar a los adultos a descubrir cuáles son los canales de aprendizaje más adecuados y potenciadores para cada caso. ¡Hagámoslo, pues!
Observar a nuestros hijos nos ayuda a descubrir qué canales de aprendizaje son más adecuados
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Carmen Alba
AMALTEA CULTURA
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El post La llave del aprendizaje de Theo se publicó por primera vez en Reflexiones más que lúdicas.