Pero en cierto sentido la noche de Reyes sigue siendo de las más especiales. Si no es por mí, por los demás, por los que me rodean, por los peques de la familia.
Me resultaba imposible dormir aquella noche. Después de todo el día de reuniones familiares, encuentros con amiguitos, exaltarme y contagiarme del propio ritmo frenético de mis hermanos, padres, tíos, etc, ¿quién podía conciliar el sueño, si a la mañana siguiente venían los Reyes?
No sé cómo lo hacía y al final me acababa durmiendo un ratito, pero siempre, alrededor de las las 7 de la mañana, me despertaba e irrumpía en el cuarto de mis hermanos, o al revés si ellos se levantaban antes, para ir corriendo todos juntos al salón y empezar a soltar gritos de ilusión y a abrir los regalos con ansias. Era increíble.
¿Cómo viven vuestros hijos la noche de víspera de reyes? ¿Pueden dormir?
Foto: Blog Alusión llamada virtual