No sé como pasó, nosotros seguíamos ofreciéndole comida sólida durante todo el día, ella la cogía y jugaba con ella (o se la daba a los perros, depende del día) pero un día sin venir a cuento el pan fue a su boca, a su padre y a mí se nos caían las lágrimas de ver que la niña comía sin dar arcadas y de forma gustosa.
Después del gran acontecimiento seguimos dándole diferentes cosas a probar, galletas, aspitos, quesitos, cosas que se pudiera comer sin morirme de un infarto porque se atragantara.
De ahí pasamos a darle alimentos contundentes de forma sólida, unos macarrones, tortilla francesa, verdura cocida… y veía como ella con más o menos asco (es algo escrupulosa al tocar ciertas cosas) se lo iba comiendo. Sigue comiendo puré, pero ya vamos complementando entre triturados y sólidos.
Y así ha sido el nuevo avance de mi pequeña en cuanto a la alimentación sólida, cada día me demuestra que cada niño tiene su ritmo, que no hay que forzar, sólo ayudar sin presiones, que cuando ellos estén preparados, lo harán.
¡Feliz día!