¿Te imaginas comer algo que está iluminado?¿Qué sensación producirá?¿Lo habría anticipado ya Julio Verne en 20.000 Leguas de Viaje Submarino?
A partir de ahora la presentación de cualquier plato va a dejar mucho que desear, si lo comparamos con otro que posee luz propia.
Pero… ¿Cómo empezó todo esto? AL gaditano Ángel León la idea le surgió mientras pescaba de madrugada en la playa de Bolonia. Los calamares que estaba utilizando de carnaza brillaban “Quería llevar a misma luz que yo había visto en el mar a los comensales, ha sido un reto muy difícil”
Para lograrlo primero estudió los trabajos de Rafael Dubois, que en 1865 extrajo la luciferina y la luciferasa, que al unirse en presencia del oxígeno producen la luz marina. Trabajó intensamente con la Universidad de Cádiz hasta crear una luz comestible. “Lo complicado fue encontrar un hábitat donde se mantuvieran vivas y lo encontramos en el agua de tomate”
En definitiva crear una pócima que mantuviera el ph, la temperatura, los nutrientes y la salinidad que eran necesarios. Una nueva revolución en la Alta Cocina.
Ya sabes, si quieres tener una experiencia gustativa luminiscente, tendrás que ir a Aponiente. El restaurante marino de Ángel León en el Puerto de Santa María.
La opinión de Soficó. 11 años.
Yo me muero por comer algo de eso que se ilumina.Pero hay que comerlo con la luz apagada y luego abrir la boca para que de miedo. Ja, ja.
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