Es así como dos socios del gigante tecnológico de Cupertino: Jana Partners LLC y el Sistema de Retiro de los Maestros del Estado de California, en el país vecino; ambos con más de $ 2 mil millones de dólares en acciones de compañía de la manzana. Le escribieron una carta a su socio, pidiéndole que creen dentro del iPhone algunas opciones que permitan a los padres limitar el uso de dichos dispositivos a sus hijos. Para hacer énfasis en su petición pidieron la asesoría de la Dra. Jean M. Twenge, quien se encuentra investigando al respecto en la Universidad Estatal de San Diego.
De entrada el Sistema Operativo de Apple, ya cuenta con ciertas opciones que permiten limitar el acceso a internet y el uso de algunas aplicaciones también, pero el objetivo de esas limitaciones es más bien un tema de seguridad para los menores. Por tanto no está enfocado en limitar el tiempo de uso del dispositivo.
Los inversionistas declararon que: “creen que tanto el contenido como la cantidad de tiempo que se gasta en los teléfonos se deben adaptar a los jóvenes, y existe preocupación sobre los efectos en la salud pública, de no actuar pronto. Señalan la investigación de la Dra. Twenge y otros acerca de un: “creciente cuerpo de evidencia” de “efectos colaterales negativos no intencionales”, que incluyen estudios que muestran inquietudes de los docentes”.
La Dra. Twenge, escribió con respecto a su investigación en The Atlantic:
“Los llamo generación iGen. Quienes nacieron entre 1995 y 2012, han ido creciendo con teléfonos inteligentes, tienen una cuenta de Instagram, antes de ir a la preparatoria y no tienen recuerdos anteriores a la existencia del internet.
Psicológicamente sin embargo, son más vulnerables de lo que son los Milenials, las tazas de depresión en la adolescencia y suicidios, han alcanzado las nubes desde 2011. No es exagerado describir a los iGen como la generación que se sitúa como la de peores crisis mentales en décadas. Y lo peor, mucho de su deterioro puede ser encontrado en sus teléfonos inteligentes”.
Que las compañías que están ganando mucho dinero vendiendo smartphones, y que accedan a limitar su uso por parte de niños y adolescentes, parece una labor sumamente difícil de realizar, pero nos queda esperar por los resultados.
Vía The Verge y Mashable