¡Hola a todas! ¿Cómo lleváis la semana?
A mi me está costando muchísimo arrancar, no consigo adelantar trabajo y voy todo el día en plan last minute, que no me gusta nada. A ver si este fin de semana consigo darle caña al blog porque me veo todos los mediodías asfixiada terminando el post que tengo que subir en unas horas…
Hoy comparto con vosotras una de las actividades que hicimos durante las vacaciones de Navidad pero que por sus materiales es extensiva a toda la época de invierno. Ya sabéis que me gusta mucho proponerle diferentes actividades a Valentina, y las mesas de experimentación van cambiando según las estaciones del año, con distintos materiales. Podéis ver la mesa de otoño que le preparé aquí.
Os he explicado varias veces cuál es la función y el tipo de juego que se busca cuando se preparan estas mesas, pero por si os lo habéis perdido o queréis refrescar la memoria os lo dejo todo aquí, y así no me alargo.
Lo que sí que quería aprovechar hoy es para daros algunas indicaciones de qué hacer o cómo actuar el adulto delante de estas actividades, ya que sois muchas las que me comentáis a menudo cómo puede ser que Valentina aguante tanto tiempo, o juegue sola o esté tan concentrada. Por supuesto que mi hija es como los vuestros, que no para quieta, que quiere que juegue yo siempre con ella, y que hay días que destroza más que construye. Por eso es importante cuando les presentamos algo así, tener claro estas premisas:
Preparar el material antes y que ella se lo encuentre todo hecho. El efecto sorpresa es muy importante. Si tenemos que montar toda la mesa y los materiales con ellos va a ser complicado, os vais a poner nerviosas porque tocan antes de tiempo, ellos se van a frustrar porque no pueden coger algo que les está llamando muchísimo la atención, os vais a “cargar” los dos y cuando finalmente esté preparado va a costar cambiar ese ambiente. Por ese motivo es muy importante hacer estas actividades cuando tengáis a alguien más en casa que pueda estar con ellos, o prepararlo mientras ellos duermen.
Escoger bien el momento de hacer la actividad. Quizás a vosotras os parece perfecto hacerlo a tal hora, pero en esa hora, están cansados porque vienen del cole, o tienen hambre, o tienen sueño, o ese día no están de humor… Es mejor buscar aquella franja horaria que están frescos como una rosa, y si justamente ese día vais que están cruzados (porque hay veces que se levantan y ya dices “uuuuf el día a valer largo”), es mejor que lo dejes para otra ocasión.
El papel del adulto, del que acompanya. Es muy importante, y esto me daría para un post entero y larguísimo que sé que os debo pero que no encuentro nunca el momento de escribir ya que es algo realmente profundo. Os puedo explicar cómo lo hago yo con Valentina, siempre teniendo en cuenta como es ella (que le gusta que yo esté siempre aunque finalmente le pueden las ganas de jugar). Siempre le explico lo que hay dentro, con un toque de magia. La invito a tocar los materiales, yo también lo hago, ya que ellos ven muchas cosas a través de nuestros ojos. Por ese motivo, intento no decir que es cada cosa, ni para qué sirve, ni qué puede hacer, ya que eso condicionaría completamente su juego. Y así, poquito a poco voy separándome del espacio y dejándola a ella. Generalmente tengo que quedarme en la misma habitación, no de pie, ya que eso les hace estar en alerta, si no que me siento en el suelo apoyada en la pared y la observo.
Y después, del mini tostón teórico os dejo con las imágenes de la mesa de experimentación de invierno. Para esta ocasión escogí como elemento principal la harina, y añadí un poco (bastante) de purpurina (idea que cogí de nuestro grupo de crianza) para darle ese toque navideño. Como materiales le dejé: ramitas de abeto y eucalipto, piñas, trozos de madera y recipientes y utensilios.
Debajo de la mesa siempre dejo esta manta/toalla que es impermeable de la marca Gathre, me viene genial para que no me preocupe de cómo lo deje todo. Este también es un aspecto importante: no podéis hacer una actividad así y estarle diciendo: no saques la harina que ensucias, no tires, no aboques, no hagas… porque entonces les cortamos completamente. Una vez ella ha terminado, tapo las bandejas con las tapas que incluye la mesa (es el modelo FLISAT de Ikea) y la paso directamente a la terraza, junto con la toalla doblada. Y allí se queda durante los meses que dura la mesa de experimentación. Cuando ella me pide jugar de nuevo, la volvemos a sacar y listos.
Espero que os haya gustado la propuesta y que os animéis con vuestros peques. Nos vemos mañana con el último post de la semana, que tengáis un feliz jueves!