¡Hola a todas!
Hoy os he preparado un post para hablar un poquito del juego simbólico a raíz del furor que provocó el tendedero de madera de Valentina. Y sí, la verdad es que no le quiero sacar mérito porque es precioso y a mi me ha servido para hacer alguna foto de bodegón como la que os colgué en Instagram con la ropita de Julieta. Pero el caso es que elementos como estos forman parte del gran mundo del juego simbólico y hoy a parte del post prometido también quería escribir cuatro lineas sobre él.
Alrededor de los dos años explota en ellos la necesidad de jugar y de repetir las situaciones cotidianas, aquellas que viven cada día una y otra vez: hacer la comida, ir a la compra, preparar la mesa y tender la ropa. En nuestro caso mi hija no juega nunca a planchar porque no lo ha visto en la vida… De hecho tiene una mini plancha de las casita de muñecas que le regalaron y siempre pregunta para qué sirve, porque no lo ha visto jamás.
En cambio, ver poner lavadoras, tender y doblar es algo que ve a diario. Ya hace unos meses que siempre que me ve me dice: ¿Te ayudo mama? Y ella repite todos y cada uno de mis movimientos (poniéndome alguna pinza en la boca o sacudiendo las camisetas). Es increíble como la llegada del juego simbólico de nuestros hijos nos hace ver cosas nuestras que nunca nos habíamos percatado. Yo ahora sé que cuando tomo café cierro los ojos, o que muevo muchísimo las manos cuando hablo.
Las aportaciones que hace el juego simbólico son infinitas, pero sin duda la principal, es que les ayuda a entender el mundo en el que viven. Les ayuda a reproducir situaciones que no entienden, a ponerse en el papel del otro, a interpretar otros roles… El vocabulario, la autonomía o las destrezas motrices son otras de las grandes prácticas que nos ofrece este juego. Observando a nuestros hijos, viendo que rol desempeñan, que situaciones siempre reproducen podremos entender muchísimas cosas. Quizás hay algo que no entienden o que les encanta y por ello tienden a reproducirlo una y otra vez en su mini mundo.
En nuestra casa (en una versión mucho menos Pinterest, por supuesto) la situación de tender la ropa es algo que se vive a menudo. No me quiero llegar a imaginar las lavadoras que voy a empezar a hacer en unas semanas… Así que la incorporación de un tendedero a su altura fue un acierto brutal. Al principio se frustraba mucho cuando no conseguía abrir las pinzas o colgar las prendas, pero ha sido en cuestión de días que le ha cogido el “truco” y ahora hay veces que hasta me pide que saque la ropa de los cajones para poder ella colgarlos.
En verano incluso, hicimos algún día de lavado de ropa en la terraza, ya que con la retirada del pañal también ha visto como fregábamos alguna de sus braguitas, así que plantearle hacer todo el proceso fue algo que le encantó. ¿A alguien se le ocurre algo mejor que lavar echando jabón (toneladas de jabón) su ropa y después colgarla? Seguramente en unos años no le parecerá nada apasionante pero ahora mismo, es el mejor plan del mundo.
Lo mismo podemos hacer con los muñecos. ¿Recordáis que en verano os pedí ayuda para encontrar muñecos pequeños que fueran completamente de plástico? Al final encontramos unos bien monos en Abacus y ha sido la muñeca por excelencia del verano. La ha duchado, bañado en el mar, hecho los ejercicios de piscina… y ha ido reproduciendo uno por uno, paso a paso y de manera ordenada la secuencia de situaciones que ella vive como niña y que después reproduce en el rol de adulta.
La escoba y el recogedor son otros de los grandes hits de casa. ¿Por qué? Porque ve diariamente su uso. Después de comer siempre había alguien que cogía la escoba y repasaba por debajo de la mesa (sobre todo debajo de la trona de Valentina) los restos de la comida. Ahora es ella, la que a menudo va corriendo a coger su escoba para recoger los trocitos que encuentra. Solo nos falta por tener la fregona, que es otra de sus grandes pasiones, pero todavía no hemos conseguido encontrar una que nos guste, así que de momento ella juega con la nuestra y nosotros sufrimos por si sobrevivirán los cristales de la vitrina a sus aspavientos.
La idea, al final es ofrecerles materiales adaptados a ellos, a su mundo, para que puedan satisfacer las necesidades que tienen de juego, de experimentación y de búsqueda de respuestas. Ahora entra en una etapa en la que ha descubierto que vive en un mundo lleno de posibilidades pero también de incógnitas y cosas por descubrir, así que poquito a poco vamos introduciendo elementos que la ayuden a ello. Os dejo aquí también los links directos de los productos que os he mencionado durante el post. ¡Espero que os sirvan! Feliz jueves
Tendedero de madera aquí
Escoba de madera aquí
recogedor de mano de metal aquí