Neofobia alimentaria ... y eso qué es



Quizás esta es la primera vez que escuchas el término neofobia alimentaria y, si así es, puede que también te preguntes qué es exactamente. La respuesta no es otra que la negativa persistente y reiterada de un niñ@ a comer y/o evitar probar nuevos alimentos, especialmente todos aquellos que visualmente tienen “mala pinta”. La neofobia alimentaria es una de las causas más frecuentes de la inapetencia infantil.



¿Cuándo aparece la neofobia alimentaria?

Normalmente suele aparecer a partir del destete. Justo cuando empezamos a incorporar nuevos sabores, texturas y colores a la alimentación del bebé. Pero es entre los 2 y 5 años cuando hay un incremento sustancial de este comportamiento que acostumbra a disminuir a partir de los 6.

Como en cualquier etapa del desarrollo, algunos niños son sumamente rígidos y se resisten a probar cualquier alimento que no les atraiga visulamente. Para algunos, ese temor puede durar hasta la edad adulta, sobre todo para aquellos niños a los que no se les ha ofrecido una adecuada exposición a nuevos alimentos.

Causas de la neofobia alimentaria

Los estudios sobre este comportamiento nos indican que las causas de la neofobia alimentaria serían fundamentalmente: genéticas y ambientales.

La genética jugaría un papel esencial porque según estos mismos estudios se ha visto que la neofobia alimentaria en los niños es altamente hereditaria. Sin embargo, también se considera que una cuarta parte de las causas serían atribuibles a factores del entorno.

Para algunos investigadores la neofobia alimentaria se trataría  de “un mecanismo de supervivencia” ya que la neofobia evitaría que los niños probasen alimentos venenosos.  Sea como sea, que un niño se niegue a comer tiene consecuencias nutricionales y emocionales, no solo en el niño sino también en el entorno familiar. Sobre esta temática he escrito varios post en este mismo blog que puedes leer

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¡A comer! Los 10 errores más comunes de mamá y papá.

Consecuencias de la neofobia alimentaria.

Es evidente que cualquier restricción alimentaria tiene consecuencias dietéticas negativas, ya que nuestro organismo necesita una adecuada y variada alimentación para funcionar correctamente.  Los niños con neofobia alimentaria comen sobre todo muchas menos verduras, frutas y pescado que el resto de niños sin esta problemática y muchas más grasas que estos últimos.

A pesar de presentar un riesgo para la salud nutricional, los niños con neofobia alimentaria no tienen por qué tener un bajo peso, ya que muchos de ellos ingieren suficientes calorías provenientes de otros alimentos (pasta, chocolates, dulces, bollería, salchichas, hamburguesas, etc)

En cuanto a las consecuencias emocionales se dan a dos niveles, las que inciden en el  propio niño y las que envuelven a toda la familia.

El niño neofóbico puede presentar graves signos de angustia y ansiedad ante la presencia de un determinado alimento en su plato y la insistencia a que lo pruebe. Esta negativa a comer de forma reiterada y persistente en el tiempo desencadena en la familia cansancio y estrés.

Qué hacer ante la neofobia alimentaria.

Cuando hay un niño con neofobia alimentaria en casa lo más frecuente es que las horas de las comidas se vuelvan estresantes para todos los miembros, no solo para el niño sino también para padres y hermanos.

Los mejor en estos casos es:

evitar ponerse nervioso, gritar, amenazar, chantajear o castigar.

Ser pacientes y respetuosos con el proceso de aprendizaje del niño.

Incorporar en los menús diarios pequeñas cantidades de verduras y frutas.

Dar ejemplo como padres cometiendo de todo y variado.

Incorporar los nuevos alimentos de uno en uno, poco a poco, sin presionar.

Cambiar el plato que no le gusta por otro que sí sabemos que comerá no es la solución.

Elogiar los pequeños avances.

Involucrar al niño en el proceso de compra y elaboración del alimento que va a comer.

Jugar con frutas y verduras. Podemos instar al niño a jugar a diferentes juegos con frutas y verduras de plástico o reales. Un juego muy interesante y recomendable es la cata a ciegas. Se trata de vendar los ojos al pequeño y ofrecerle pequeñas porciones de frutas para que las pruebe.

Continuar ofreciendo eso alimentos rechazados en diversas ocasiones.
Con el tiempo y mucha paciencia el niño con neofobia alimentaria acabará comiendo de todo si le damos la oportunidad de aprender a comer de forma sana y variada.

Hace un tiempo escribí sobre ello para Guía Infantil, donde publiqué este artículo.

Fuente: este post proviene de Mamá psicóloga Infantil, donde puedes consultar el contenido original.
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