Desde que soy madre y entendí que este mundo no es tan maravilloso pienso distinto. No es un mundo de color de rosa. Tiene rosa, claro, pero también gris y negro y verde y rojo. Tiene colores maravillosos y otros que querrías borrar, pero que son necesarios. Muy necesarios.
Por eso me sorprende leer tantas veces frases tajantes a partir de una opinión personal. No hagas esto, esto es malo, esto es perjudicial, esto puede hacerle mucho daño. Por supuesto, no estoy hablando de opiniones profesionales, estoy hablando de opiniones nuestras, tuyas y mías.
EL COLECHO ES MALO
Yo podría pensar que el colecho es malo. Y aquí va mi experiencia. Cuando yo era pequeña dormía con mi madre. No era colecho, era dormir con mi madre porque encontraba seguridad, estaba más calentita y no tenía miedo. Aún no se conocía la palabra pero tanto mi madre como yo disfrutamos de ese momento. Como su padre y yo hacemos ahora con Manuel. Más adelante, reconozco que me costó mucho dormir sola, que hasta muy mayor no pude dormir fuera de casa y que soy una persona algo dependiente. ¿Me afectó negativamente dormir con mi madre? ¿Podría ser ahora una persona más segura, más realizada, mejor persona?
Podría ser, o no. No lo sé y ya nunca podremos cambiar las cosas. Con Manuel hago colecho, por supuesto. Y espero que haya quedado claro que el título es simplemente una forma de llamar tu atención. Pero no puedo evitar sorprenderme que una madre, una madre que sabe que tantos colores hay en esta vida, se dedique a señalar lo que está bien o mal.
Por favor, disfrutemos de estos matices, de tantos colores maravillosos, de tantas experiencias. Compartamos las experiencias, nuestras opiniones, pero no hagamos juicios.
¿Qué opinas de este tema? ¿Eres de extremos o de colores?
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