Con mi enana hacemos tratos y pactos, y uno de su trato favorito es hacer sus tareas y cumplir sus pequeñas obligaciones para ganarse un pase al VULCANO PARK. Llenamos un pizarrón con 10 espacios, y cada vez que va cumpliendo algo ponemos una estrellita, cuando llega a 9 no puede más de la emoción porque sabe que es hora de los juegos.
La hemos llevado varias veces, y cada vez se aventura a juegos más novedosos y llenos de adrenalina.
Cuando le llevamos la primera era tan chiquita que no pudo subir a nada, solo ver, hacía frío pero estaba bien entretenida viendo como sus primas se subían a todo y gritaban como locas…
La próxima vez, ya pasando un par de años, volvimos para que ahora sí se pueda subir a los juegos, algo temerosa se subió al carrusel de caballitos, pero quería ir acompañada porque le daba un poco de miedo (tenía 3 añitos):
Y esta vez lo disfrutó más, en vulcano park se subió a otros juegos, donde su estatura le dejaba entrar… Ahí nos dimos cuenta que realmente era alta!
Los carros chocones le asustaron y se quiso bajar casi inmediatamente, y el de los columpios también le causó un poco de susto, estuvo agarrada de la mano de su papá toda la vuelta y cerraba los ojos cuando subía muy alto. Hasta a mi me dio un poco de miedo, por eso no me subí…
Los juegos que más le gustaron a esa edad eran bien tranquilitos, dar vueltas y subirse a los que tienen figuras de animalitos, carritos que dan vueltas en un circuito:
Y, la última vez que fuimos, ya había cumplido 4 años, fue finales del anterior año (2015), y me di cuenta de algo que veníamos diciendo con mi esposo durante años, a mi hija le gusta la adrenalina. Se quiso subir a todo, tanto que se paraba de puntillas y les hacía ojitos a los chicos que controlan el ingreso a los juegos para que le dejen pasar si le faltaba 1 o 2 centímetros. Fue una fuerza de la naturaleza, nos arrastró a todos los juegos que pudo, se repitió todos los que quiso, nos tuvo en el parque unas buenas 3 o 4 horas.
Uno de los que más le gustó fue un barco grande que, como péndulo, se mueve de lado a lado, subiendo cada vez más… Mi pobre esposo casi se desmaya, y mi enana solo sonreía, no podía más de la felicidad, nótese la cara de angustia del pobre mientras la niña estaba en la gloria:
Ese juego además le enseñó algunas palabras y conceptos que hasta el día de hoy los usa como parte de su vocabulario natural: vértigo, angustia, miedo a las alturas, adrenalina!
Habiendo hecho ese, se animó a subirse a uno que hasta a mi me dio miedo, pero nos dimos cuenta que si nosotros demostrábamos miedo estábamos al borde de hacer que no experimente cosas que podían ser interesantes. Así que nos armamos de valor y nos subimos a una torre que tiene asientos alrededor, te suben en el asiento unos -a mi me parecieron 100 metros de altura!!!!- 20 metros y te sueltan, te suben y te sueltan, te suben y te sueltaaaaan….
No hay fotos de arriba o del juego ya andando porque no me atreví a soltarme de las agarraderas ni para acomodarme! =) Pero ella se soltaba cuando nos dejaban caer y se reía, y gritaba “esto es vértigo!!!”. Me hacía reír y me quitaba un poco mis miedos de adulto aterrorizado. Cuando nos bajamos, su cara de felicidad nos hizo dar cuenta que fue una buena decisión, pero no tanto cuando quiso repetirse, ese fue nuestro límite, una vez no más.
Y bueno, es niña, así que también se volvió a subir a los carritos y a los muñequitos. Pero creo que, nosotros como papás, vamos a estar un poco “fregados” cuando viajemos a parques de diversiones con juegos más miedosos, ella va a querer subirse a todos! Y no la podemos dejar subir sola…
¿Qué más les puedo contar del Vulqano Park?
El vulcano park vale la pena, es divertido, es seguro, los niños disfrutan mucho porque hay variedad de juegos, desde cosas para chiquititos hasta ya juegos para grandes aventureros y sin miedo (como esa bola que te lanza como 50 metros en el aire -de terror!!-).
Me costaba ubicarme con la dirección del vulcano park, no sabía a qué altura quedaba, hasta que me di cuenta que yendo por la Occidental, pasas EMASEO y el redondel que baja hacia el hospital Metropolitano, sigues recto y más adelante hay un letrero grande que te direcciona hacia el parque.
Hay un cobro de $2 por parqueo, y adentro al llegar hay que comprar o recargar la tarjeta, hay varios puntos de recarga y a veces hay promociones, hay que preguntar porque algunas realmente valen la pena. La última vez nos dieron 2×1 y hasta la fecha no lo hemos gastado todo, y como notarán ella se sube a todo lo que puede. Lo bueno es que no caduca, así que cuando nos vamos agarramos la tarjeta y llegando vemos cuánto sobra para ver si toca o no comprar recargas.
También, en juegos para más pequeños hay promociones, a mitad de precio en algunos juegos, o combos, lo cual hace que la recarga sea mucho más rentable.
Si tienen hambre hay un poco de opciones para comer, pero a nosotros no nos dio hambre la última vez, nuestro estómago estaba algo revuelto, se imaginarán.
Un dato que siempre es importante, si van en la tarde se pone frío, recuerden que es bieeen arriba, así que deben llevar una chompa calientita, y hay veces que hasta guantes y gorra pueden ser necesarios. Por eso nosotros preferimos ir en las mañanas soleadas, no se olviden el protector!! Las bellezas del clima de Quito.
Que se diviertan!!
Les dejo la página web para que puedan ver qué promociones tienen y si hay alguna duda, seguro ahí les aclaran: http://www.vulqanopark.com/
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