Érase una vez…
El pequeño estaba acostado comodamente en su cama, pero no podía dormir. Su madre, como un hada madrina se acercó a la cama y sabiendo lo que su hijo necesitaba, empezó la increíble narrativa: – Érase una vez…
El niño abandonándose a la história adentró en el mundo mágico de la imaginación. Caminó por un sendero escarpado. Luchó al lado del príncipe contra un fiero dragón y después de vencerlo, volvió para tomar la mano de la princesa y vivir feliz por siempre.
Los argumentos de los cuentos populares, llenos de acción y poco análisis sobre las causas de los acontecimientos captan facilmente el interés del lector e implican a toda su personalidad.
Uno de los axiomas fundamentales de la psicología afirma que los primeros años en la vida del niño tienen una importancia clave en el futuro desarrollo de todo ser humano. El establecimiento de un horizonte de significado que fundamente y de sentido a toda su experiencia es esencial para este desarrollo.
¿Qué es el horizonte de significado?
Horizonte de significado es el marco referencial en el que los sucesos de la vida cotidiana van encontrando una trama que los unifica. Así el niño podrá acomodar todas las experiencias de su vida. Ya no verá todas sus experiencias como una secuencia caótica de sucesos, sin relación entre si. Poco a poco va comprendiendo que su vida tiene un sentido, una orientación, un horizonte una trama, como el cuento que le leemos cada noche.
Un horizonte de significado puede ser entendido como el sentido de vida.
Muchos autores coinciden en que si deseamos vivir, no momento a momento, sino siendo realmente conscientes de nuestra existencia, nuestra necesidad más urgente y difícil es la de encontrar un significado a nuestras vidas. La comprensión del sentido de la vida no se adquiere repentinamente a una edad determinada ni cuando uno ha llegado a la madurez cronológica, sino que, por el contrario, obtener una comprensión cierta de lo que es o de lo que debe ser el sentido de la vida, significa haber alcanzado la madurez psicológica.
Bruno Bettelheim en su práctica terapéutica se dio cuenta de la importancia de que los niños desde su edad temprana tuvieran acceso a material que fuera formando en ellos la capacidad de establecer un horizonte de significado que le diera sentido y orientación a su vida.
Bettelheim concluyó que el material idóneo para proporcionar significado a la vida del niño está en los cuentos de hadas tradicionales que manejan personajes arquetípicos (La Bruja, la Madrastra mala, el príncipe héroe, La princesa, el rey, la hada madrina etc).
Actualmente, como en otros tiempos, la tarea más importante y, al mismo tiempo, la más difícil en la educación de un niño es la de ayudarle a encontrar sentido a la vida. Se necesitan numerosas experiencias durante el crecimiento para alcanzar este sentido. El niño, mientras se desarrolla, debe aprender, paso a paso, a comprenderse mejor; así se hace más capaz de comprender a los otros y de relacionarse con ellos de un modo mutuamente satisfactorio y lleno de significado (Bettelheim B.,pp. 9).
Para no estar a merced de los caprichos de la vida, uno debe desarrollar sus recursos internos, para que las propias emociones, la imaginación y el intelecto se apoyen y enriquezcan mutuamente unos a otros (Bettelheim B., pp. 10).
Para tener acceso al significado dentro de un horizonte determinado, fijo o en expansión, el niño necesita entender cuales son las reglas del juego, mediante claves de interpretación que le den acceso a la comprensión del mismo. Una de estas claves fundamentales, por la eficacia del lenguaje simbólico e imaginativo en la niñez temprana es el cuento de hadas.
¿Por qué los cuentos de hadas?
Se ha observado que los cuentos de hadas despiertan el niño poco a poco hacia su entorno;
Proporcionan una lectura iconográfica y amena;
Por la simplicidad de las situaciones descriptas, muchas de manera tipificada;
Otro factor de gran importancia, es que los cuentos de hadas tienen un gran éxito entre los niños, enriqueciendo su vida más que otros materiales de lectura, en virtud de que conectan con su ser psicológico y emocional. Eso ocurre porque la cualidad simbólica de las imágenes va penetrando el inconsciente, y ayuda el niño a comprender más a fondo la experiencia en su totalidad, liberando su significado
Las narraciones arquetípicas, como en los cuentos de hadas ayudan al ser humano a orientar y dar sentido y fundamento a su existencia en las etapas del proceso de convertirse en persona y en el proceso de individualización.
Los cuentos de hadas son también un instrumento eficaz para la adquisición de nuevo vocabulario, tiempos verbales (los pasados principalmente) y expresiones, las cuales se emplean de modo contextualizado.
Otro factor muy importante es la transmisión de afecto que ocurre durante el momento en que se cuenta una historia a un niño.
Recordemos por un momento nuestra infancia. ¿Alguien os contaba cuentos? En estos momentos de prisas y falta de tiempo se está perdiendo la magia de contar cuentos, cuyo significado a veces no comprendíamos porque lo esencial era el contacto, la voz y la mirada, aliados en ese momento amoroso de dicha y paz inmensa donde la madre o el padre o la abuela leían mientras nos tenían abrazados, o estábamos inmóviles, expectantes…….. Su voz cambiaba de registro según la situación o la emoción que estuviera viviendo el personaje, provocando en nosotros la misma emoción vivida desde una cierta distancia, avivando nuestra curiosidad y permitiendo imaginar lo que allí pasaba.
Este encuentro emocional es insustituible. La palabra se convierte en transmisora de afectos, no solo de contenidos, y recupera el poder que le corresponde como reina de la imaginación.
Estos son solo algunos ejemplos de las aportaciones de los cuentos de hadas a los niños. Por infelicidad he observado que muchos padres no cuentan cuentos a sus hijos. Tanto es así que todo el estudio de la cuentoterapia está dirigida a los maestros y educadores. Pero mi propuesta es acercar a vosotros: padres, madres abuelos, tíos; al increíble mundo de la cuentoterapia. De corazón espero que pongáis en práctica lo que estaré compartiendo aquí.
Hay personas que piensan que no hay que contar cuentos de hadas a los niños. ¿Tú qué piensas? Me encantaría conocer tu opinión.
(Resumen del texto: La capacidad de los cuentos de hadas de desarrollar un horizonte de significado desde la niñez temprana. Por Ludmila Diez Rienzi y Verónica Domit Palazuelos. Odiseo, REVISTA ELECTRÓNICA DE PEDAGOGÍA. MÉXICO. AÑO 4, NÚM. 7. JULIO-DICIEMBRE 2006. ISSN 1870-1477.)