Esta infección bacteriana que afecta al aparato respiratorio es leve en la mayoría de los casos pero en niños menores de cuatro meses la prevención es fundamental.
El contagio se produce por contacto directo con las personas infectadas. Se suele transmitir al hablar, toser o estornudar. Muchos bebés la contraen de sus padres o hermanos, sin que, estos se percaten de que son portadores de la misma.
La vacunación es la medida preventiva más eficaz para el control de la transmisión de la tosferina.
SINTOMAS
Los síntomas de la tosferina aparecen, por lo general, de 7 a 10 días después de que la persona haya estado expuesta al contagio, pero algunas veces pueden pasar hasta 6 semanas antes de que aparezcan.
Al principio, la enfermedad se manifiesta como un resfriado común, con congestión nasal, moqueo, estornudos y, tal vez, tos o fiebre. A medida que progresa la enfermedad aparecen los síntomas tradicionales de la tosferina, que son:
Ataques de tos.
Vómitos.
Cansancio.
Fiebre
Si el cuadro médico se complica puede desencadenar en neumonía, otitis o insufuciencia respiratoria.
TRATAMIENTO
El diagnóstico precoz de la tosferina es fundamental para iniciar el tratamiento, aunque esto es dificil ya que los síntomas son muy parecidos al de un catarro . La tosferina se trata con antibióbicos que son bastante efectivos.
En el caso de Embarazo la mejor forma de prevenir la tosferina en tu bebé es la vacunación a partir de la semana 27. La protección durará hasta los 3 primeros meses después del nacimiento, fecha en la que recibirá la primera dosis de la vacuna.
Podeís descargar el cartel en PDF desde este enlace.
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